2. Improvisación

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Al contrario de lo que pensaban todos, era un gran fanático de la música clásica.
Antes de llegar a pensar en tener una banda de rock o en conocer siquiera a sus amigos también habia sido un chico solitario y se había refugiado en la música como un medio para no autodestruirse.

Y había sido el sonido de un piano el que llamó su atención.
Terrible semana con un final más que excelso y majestuoso.

Siempre le hacían bullying en las escuelas a donde iba y era razón suficiente para planearlo todo como un criminal y de esa manera intentar adaptarse a los demás. La violencia y los golpes llegaron a ser un arma de defensa, pero siendo él el muchacho que tenía "mala crianza" resultaba siempre el ofensor pero jamás el ofendido.

Así que por su culpa y sus pocas gracias sociales habían acabado en Bibury.
Eso y el hecho de que casi entraba en una banda de maleantes en dónde sabía que acabaría consumido. Huyó de su propia iniciación y se escondió en un club de jazz en dónde vio a un hombre tocar en una improvisación de jazz.

Tenía que admitirlo, la música lo había salvado.
Y luego escuchó como aquel mismo hombre cuyo nombre no conocía tocaba una canción llamada "Passacaglia" y por primera vez supo que pertenecía a un lugar.

Pero las cosas no eran siempre lo mejor para él y ya que había hecho enfadar a Elliot, el jefe de la banda, ellos se habían cobrado el precio de su cabeza destrozando el negocio de su papá.

Y ahora los oía discutir en el salón de su casa respecto a él. -Creí que se controlaría. Creí que ese muchacho estaba bien pero en cada ocasión hace algo peor.

-Anthony es solo un niño.

-Brooke... Él está fuera de control. ¿Qué se supone que haremos con él?

-Alejarlo de todo, no lo sé. Lo intento tanto Anthony pero también me duele ver qué lo rechazan siempre. Es solo un niño intentando encajar.

Xander se deslizó por el techo y se fue de la casa esa noche evitando la discusión, volvió al club de jazz para colarse y ver a aquel hombre tocar el piano pues le daba paz.

Y al acabar su pieza y tener un instante libre, lo vio irse a una esquina a fumar un habano y beber. Se acercó y el hombre lo vio. -Has venido varias veces. No deberías estar aquí, te ves como de trece años.

-Esa es mi edad. Me gusta escuchar la música.

Y un guardia de seguridad lo vio y lo tomó del hombro. -Este niño ... ¡Sal de aquí!

Y antes de que se lo llevaran casi a rastras el hombre habló. -No. Espera Tony, viene conmigo. Suéltalo... -el guardia lo hizo y Xander se quedó mirando a su salvador.

-Como diga, señor Robles.

Y de nuevo quedándose solo con el pianista este le preguntó. -¿Quién eres niño?

-Xander.

-Así que vienes por la música. ¿Te gusta? ¿Tocas un instrumento? Aprecias el género, eso es algo bueno.

-No, no sé tocar música. No soy músico, ni nada. -dijo sintiéndose algo vacío. -No tengo nada.

El hombre sonrió y fumó un poco más. -Tampoco sabía. De hecho, me recuerdas a mí. Vivía en Cuba hace años, y me sentía... Vacío. -Xander de inmediato sintió una conexión y sonrió. -hasta que escuché música. Eso me llenó. Iba a escuchar cantar a muchos cantantes subido al techo de los clubes antes aún cuando eran solo para soldados revolucionarios.

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