PART II

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—Cambiemos de posición. Deja que apoye mi pecho en el colchón para que pueda alzar el trasero.

Sus ojos me miraron con profundidad, tal vez sin creer lo que decía. Incluso así, se puso de rodillas a mi lado mientras yo aproveché de deshacerme de mi sostén para poder apoyarme sin que algo más me molestara. Mi trasero quedó al aire y él no tardó mucho en ponerse detrás de mí.

—Eres tan hermosa... —una de sus manos se deslizó por mi espalda provocándome una corriente eléctrica— Me dan ganas de tocar cada parte de tu cuerpo.

—Muévete un poco, Jimin. Quiero sentirte más.

—Lo haré enseguida.

Depositó un beso en el medio de mi espalda, y pude sentir a la perfección cuando dobló mi falda para solo dejar a la vista mi ropa interior. Me cubrió por completo comenzando a presionarse contra mí.

—Tu pecho es tan cálido... Tu cuerpo me envuelve muy bien.

—Tu cuerpo es cálido también —su susurro me dio un escalofrío—. ¿Te gusta este ritmo? —asentí sintiendo sus manos rodear mi estómago— Por favor, dime si quieres que pare.

¿Cómo podía ser tan dulce cuando literalmente estaba apoyando su paquete en mi cuerpo? Su tacto era delicado a pesar de la posición. Su cuerpo presionaba el mío, pero no estaba poniendo todo su peso.

—¿No quieres seguir pero sin ropa? —tomé una de sus manos. Él no puso mucha resistencia.

—Si es lo que tú quieres, lo haremos a tu manera. Pero antes, date la vuelta otra vez. Quiero ver tu bonito rostro.

Me daba un poco de vergüenza que me viera desnuda, no importaba si ya me había visto así antes, siempre al momento de iniciar había un sentimiento de nerviosismo que me invadía. Con su ayuda terminé por girarame para que nuestros rostros quedaran frente a frente. Su rostro estaba decorado con una muy dulce sonrisa, miles de mariposas parecieron revolotear por mi estómago.

Sus manos acariciaron mis muslos, yo tan solo cubrí mis pechos lo más que pude con mis manos. Necesitaba entrar más en confianza para que esos detalles me dejarán de importar.

—Mi falda está toda arrugada... Ayúdame a sacarmela, por favor.

Levanté mi cadera para darle acceso por toda mi cintura, y con cuidado deslizó la tela por mis piernas hasta que llegó a mis pies y la terminó por sacar. La estiró como pudo y la dejó a los pies de la cama para luego regresar a estar entre mis piernas. Acarició mis rodillas y separó un poco más mis piernas, de esa forma pudo avanzar un poco más, lo suficiente para que el bulto de su ropa interior pudiera presionar nuevamente mi centro.

—Hay una parte que parece estar deseándome mucho —sus caricias fueron al interior de mis muslos—. Y también hay una parte de mí que te desea mucho, me atrevería a decir que está rogando por ti.

—¿Es este un coqueteo sucio?

—Puede ser... —su miembro, el cual seguía bajo su ropa interior, fue a parar a mi intimidad con un suave roce— ¿Cuánto me deseas? ¿Cuánto puedes soportar así, eh? Muero de ganas por terminar con esta mísera distancia entre tú y yo.

Uno, dos; uno, dos; uno, dos... Sus movimientos eran lentos y mi cuerpo estaba reaccionando bastante ante su acción.

La temperatura de la habitación cada vez se sentía más elevada.

—Acércate más. Déjame tocar tus abdominales...

—¿Por qué me haces esto? Sabes cuánto me pone que lo hagas —una sonrisa se le escapó. Sus manos en mis muslos me tenían nerviosa— Déjame darte un beso. Me encanta besarte.

Acercó su rostro al mío y de una vez juntó nuestros labios. No tuvo pudor alguno en pasear su lengua por mi boca, el sonido obsceno no se hizo esperar. Sentía que en cualquier momento algo iba a estallar, la tensión entre nosotros era más que notoria.

Un suspiro de mi parte se escapó cuando jadeó contra mi boca. Una de sus manos se escabulló hasta mi ropa interior y la hizo a un lado para volver a presionarse, solo que esta vez con un contacto más directo.

—Jimin, antes que sigas... ¿Y si lo hacemos contra la pared?

—¿Algo así? —ni siquiera pude responder cuando en un hábil movimiento se levantó y me llevó hasta la orilla para poder alzarme. Caminó hacia la pared conmigo afirmada alrededor de su su cadera— Me voy a volver loco por tu culpa. Te sientes tan bien así de cerca.

Para poder deshacerme de mi ropa interior de una buena vez le pedí que me bajara. Cómo pude deslicé la tela por mis piernas hasta que llegó al piso, de la misma forma que Jimin bajó su ropa interior logrando que su erección diera un respingo.

—Por fin libres.

—Y no tienes idea de cuánto me encanta.

Nuestros ojos se encontraron por un par de segundos. Su mirada brillaba intensamente. Mis ojos bajaron por su cuerpo hasta llegar nuevamente a ese punto que minutos antes se había estado presionando frente a mí.

—¿Te gustaría que me ponga de... rodillas? —susurré logrando sacarle un escalofrío. Su cuerpo tembló levemente— Prometo ser buena, haré todo lo que me pidas.

—Por tu culpa voy a acabar muy rápido... No es justo que seas tan sensual... Tan caliente... Quiero estar pegado a ti todo el maldito día, Soo —una de sus cálidas manos se posó en mi cintura, tiró de ella y su abdomen quedó pegado al mío. Estaba completamente duro—. Encajamos tan bien... pero hay partes de nosotros que encajan todavía mejor.

Sin más preámbulos me tomó del muslo derecho y elevó mi pierna lo suficiente para que su dureza diera con mi entrada. En algún punto se había puesto condón, y empezó a introducirse despacio sacándome varios gemidos. Su tacto era fuerte a pesar de la delicadeza con la que me trataba. Sus ojos no dejaban de mirarme, me sentí como un cuadro en una exposición de arte. Aunque claramente el al final era el pintor, deslizando sus dedos por mi piel desnuda como si me estuviera pintando.

—¿N-no te molesta tener que sostenerme?

Soltó un risita burlona, como si mis palabras no fueran en serio.

—Te sostendría toda la vida si fuera necesario, Soo —me dio un piquito en los labios—. Te ves tan increíble de esta forma... De cualquier forma, en realidad. Tus labios, tus ojitos... Todo de ti me vuelve loco. Eres preciosa.

Sus palabras fueron acompañadas de una embestida que me hizo gemir más alto. Me sentía muy bien, su tacto, su trato... Jimin realmente me trataba muy bien, y eso me hacía sentir genial. ¿Podía pedir a alguien mejor? Claro que no. Nunca iba a encontrar a nadie como él, y si lo hacía... Estaba segura de que iba a llevar mucho tiempo.

—Yo... Yo solo quiero comerte esos labios regordetes que tienes —incluso aunque me tenía contra la pared y se veía bastante masculino, el pequeño sonrojo en su rostro lo hizo ver adorable—. Jimin, eres el mejor.

Nuestros labios se volvieron a juntar y suspiros y jadeos se no escaparon mientras mi compañero de hogar comenzaba a empujar contra mi centro rápido y preciso. Sus embestidas cada vez me tenían más cerca de ver las estrellas, y él lo sabía.

—Como tengo las manos ocupadas... Ayúdame tocándote donde sabes. Después yo mismo te recompensaré.

 Después yo mismo te recompensaré

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04/10/23

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