❍ Abrázame ❍

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Después de aquella confesión Doyoung no sabia cómo reaccionar, la última vez que una persona se le confesó quedó con el corazón destrozado y un bebé en el vientre por ello le dijo a Taeyong que fueran con calma.

Habría sido más sencillo para el azabache simplemente rechazar al doctor, porque parte de su interior sabía que no estaba listo para alguien más después de la montaña rusa que había pasado con el vocalista, sin embargo, el interés que demostró el platinado lo dejaba sin palabras en cada ocasión. 

Desde sus dulces acercamientos donde le conseguía el desayuno y entablaba una relación más íntima con su familia, hasta el cómo hacía preparativos para el nacimiento del bebé, Taeyong tenía una paciencia infinita con él y no lo presionaba a pesar de no asegurarle una relación después de todo. 

Con el paso de las semanas el azabache veía como Taeyong se esforzaba para mostrarle que de verdad lo quería y que estaba dispuesto a hacer lo que estuviera a su alcance para estar con él, incluso si eso significaba tener que criar al hijo que estaba cargando.

Algo que destacar era que el doctor no volvió a mencionar al padre de su hijo ni una vez después de su primera cita en el médico, sabía que si en algún momento quisiera hablar sobre su tormentosa relación con Jaehyun, Taeyong lo escucharía sin una pizca de juicio o reproche, muchas veces pensó en hacerlo, pero llegó a la conclusión de que jamás lo haría porque ya sabía quién era el padre de su hijo. 

Los meses pasaban con rapidez, su vientre estaba cada vez más hinchado y el de ojos oscuros tuvo dejar sus empleos, en primer lugar porque ninguno de sus jefes estaba contento con un embarazado trabajando y segundo porque el mismo novio de Doyoung le recomendó bajar la velocidad de sus actividades para que no repercutiera en su hijo. 

Estaba en uno de sus usuales paseos por el parque,  con un abrigo gigante que Taeyong lo obligó a usar y que ocultaba su embarazo de cinco meses, las fiestas navideñas estaban a la vuelta de la esquina así que las calles estaban llenas de luces y gritos felices de niños jugando en la nieve. 

Taeyong se había separado de él para comprarle su antojo de chocolate caliente con malvaviscos, de todos modos el de cabellos claros era un experto en cumplir los antojos del contrario, estaba cerca de donde había parado su novio, para contemplar a las personas patinando en el hielo que tenían en frente cuando escuchó una voz que no esperaba escuchar de nuevo en su vida.

- Doyoung. - el mencionado se quedó helado. Jaehyun estaba frente a él, apenas cubierto por dos chamarras mal puestas en ese gélido anochecer, una cara que dejaba ver que no dormía en días y su cabello despeinado.

- Jaehyun… ¿qué haces aquí?- pero no sabía, el de cabellos chocolate no tenía una idea de que fuerza del universo lo impulsó a hablar con la persona que había herido tanto, simplemente lo vio pasar y tuvo que acercarse.

El vocalista no dijo nada por un tiempo, simplemente contemplando a la persona que destrozó en su villa privada, recordando el sabor de sus labios y la suavidad de su piel. El verlo simplemente le recordaba lo estúpido que había sido al no seguirlo ese día.

Por palabras de su estilista, del que había ganado su odio, sabía que Doyoung estaba bien, que estaba progresando y que tal vez no sería buena idea verlo. Al principio le hizo caso a Si Cheng, pensando en que no podía lastimar más a su angel de cabello negro, pero era difícil cuando la incertidumbre sobre lo que hacía la persona que amaba lo atacaba cada minuto del día. 

- No sé, yo salí a pasear y te vi… Lo siento. - a ese punto Doyoung ya estaba llorando y sabía que no tenía que ver con sus hormonas. Ese ser que lo destruyó completamente y además dejó rastro de su existencia dentro de él no tuvo el valor o decencia de llamar en cinco meses, cinco sórdidos meses,  y ahora regresaba como si le debiera algo. 

Perdón ▪️ JaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora