Celo fuera de casa - C! Cellbit x C! Rubius

SEVEN

La mañana del domingo amaneció solo en la cama, revisó la hora luchando por tener los ojos abiertos. Ya era tarde, pensaba en que debió haberse despertado temprano para despedirse del alfa y poder besarlo antes de que se fuera. Era medio día, Cellbit debía estar llegando en cuatro horas. Bufó molesto con él mismo, no podía creer que estaba contando el tiempo para volver a verlo. Salió obligado de la cama, recogió sus cosas y fue hasta el baño para tomar una ducha. Dejó caer el agua en espera de que se ponga caliente, se sacó la camiseta acompañado de un bostezo. Analizó su torso desnudo en el espejo, era delgado, demaciado delgado para su gusto. Se apuró a quitarse el resto de la ropa cuando el vapor empezó a empañar el espejo. Entró bajo el chorro del agua y suspiró cuando sus músculos se destensaron por el calor.

— Rubius— Forever golpeó la puerta desde afuera para llamar su atención— ¿Quieres salir conmigo?

Sí —gritó para poder ser escuchado por encima del golpeteo del agua. No quería estar solo y estaba aburrido de estár en la casa-. Dame cinco minutos.

Terminó de bañarse y corrió al cuarto para vestirse. Apenas iba a sacar algo de su mochila. la ropa del alfa se volvió
demasiado llamativa. Esculcó los cajones y eligió ropa holgada y cómoda, pero algo no terminaba de satisfacerlo. Buscó en el cesto de la ropa sucia una camisa que Cellbit usó el viernes, la acercó a su nariz y suspiró satisfecho a sentir su aroma impregnado en la tela. Con la camisa usada y unos pants limpios salió con sus tenis en mano para ponerselos hasta en la puerta. Esperaron a que el auto que Forever pidió llegara y fueron hasta un centro comercial, ni siquiera sabía para qué estaban ahí, se limitaba a seguir fielmente al mayor por los corredores hasta entrar a una tienda. Vio los letreros anunciando rebajas y entendió qué hacían ahí. Forever era un comprador compulsivo inteligente, siempre en espera de descuentos y liquidaciones para ir a derrochar el dinero.

— Acompáñame —le dio la mano y caminaron con prisa entre los pasillos esquivando personas hasta llegar con un empleado que se encontraba reacomodando los estantes con cara de fastidio — Señor —nombró refiriéndose al joven.

- Deja de decirme así —se quejó acomodando la prenda en sus manos en su lugar para después voltear hacia él y abrazarlo con fuerza—. Te guardé los pantalones que me dijiste -con un cabeceo les indicó que lo siguieran hasta la bodega
— Vuelvo pronto.

Esperaron pacientemente a que el chico saliera de nuevo. Rubius no sabía si preguntar o no su nombre o algo acerca del desconocido, aguardaba a que el pelinegro soltara algo de información. Por el momento sólo sabía que trabajaba ahí, su casta, un alfa. Sacó su celular para revisarlo por primera vez en todo el día, encontró un mensaje reciente de Cellbit en su bandeja de entrada.

                            𝙂𝙖𝙩𝙞𝙣𝙝𝙤

Tuve que venir a trabajar y pensé que lo mejor era dejarte dormir

Supongo que ya despertaste

1:12pm