EP 15

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P.O.V Escritora'
Mientras en la mansión Hyuga las amantes del Uzumaki eran castigadas, fuera de esta estaban sus hijos escuchando los llantos de sus madres... por un lado sus instintos de hijos les decían que fueran a ayudarlas pero por otro no querían saber nada de ellas por aver lastimado a sus padres, así que como no querían seguir escuchando solo se fueron a distraer llendo al parque a tomar sol, comer algo y tal ves dormir en una sombra.

-hola bebé llorón- dijo una rubia sentándose junto al oji-verde.

-hola niña problemática- le devolvió el saludo con muy pocas ganas.

-comenzaron los castigos... ¿no es así?- pregunto viéndolo.

-si... pero no quiero pensar en eso- se puso de pie y le dio la mano a la rubia.

-ok, ¿quieres ir por un caramelo?- caminando frente de el.

Shikadai sabía a lo que su novia se refería pero quería hacerse el que no lo sabía, la siguió y fueron a un callejón viejo y por lo que se veía muchas pandillas se juntaban en el.


-no comprendo como aquí abajo parece que es de noche- hablo el Nara agarrado de la mano de su novia.

-quizá porque sea subterráneo amor- siguieron bajando las escaleras hasta estar bien ocultos de que nadie los vea.

Y luego estaba el joven Metal tirando piedritas en un riachuelo sintiendo una mirada sobre el.

-hola Metal- saludo la niña de ojos azules acercándose al peli-negro.

-ou eres tu Hima... hola- la saludo con el mismo tono triste.

-oye... ¿quieres salir a caminar?, así no pensamos en lo ocurrido- le sugirió con una sonrisa.

-mmm claro, ¿porque no?- dejando las piedritas en el suelo y empezó a seguir a la Uzumaki.

Ambos llegaron al parque y compraron unos helados para llenar un poco sus estómagos, Hima, como cualquier niña de 11-12 años, se hacía ideas de que ella era una simple plebeya que esperaba a su príncipe azul y cuando vio a Metal por primera ves se dijo *este será mí príncipe azul*, como los Hyuga tienen una peculiaridad la cual es de ser muy ambiciosos y ella era descendiente de una así que también lo heredó, ya hasta creía que estaba en una cita con el chico que era un año mayor que ella. Ambos seguían en su mundo charlando y riendo entre ellos hasta olvidando lo que pasaba con el clan de la peli-azul, hasta que se sentaron a tomar un descanso de su larga caminata sentándose en las raíces salidas de un árbol, Hima recostó su cabeza en el hombro de Metal y el dejó caer su cabeza sobre la de la chica, era un momento relajante para el y algo romántico para ella, pero unos ojos azules los veían con celos a unos metros de ahí.

El Yamanaka de 14 años veía como su "amigo" pasaba un rato agradable con la chica que le gustaba, pero como aún estaba sentido con lo de su madre decidió no intervenir además de que se estaba cansando de recibir siempre rechazos de la Uzumaki, solo se fue a otra parte con algo tristeza y un nudo en la garganta por no poder ser él quien estaba con la Uzumaki.

Cómo fue por su camino llego al lago al cual sus padres lo llevaban de pequeño y veía su reflejo como con odio... simplemente se odiaba porque no se creía lo suficiente para hacer feliz a su madre.

-no eres suficiente...- hablo viendo su reflejo -ni para Himawari... ni para tu propia madre...- empezo a soltar pequeñas lágrimas.

El rubio ni se imaginaba que había alguien entre unos arbustos que lo veía con tristeza, Seirin, a pesar de no ser correspondida, quería que Inojin pudiera sonreír y no de la forma falsa como es habitual en el, quería ver una sonrisa sincera y verdadera así que para no verlo así se acerco y se sentó junto a el.

Yo Pagaré El Precio De Tu ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora