Si tú estuvieras aquí

11 0 0
                                    

Si tú estuvieras aquí
Te diría que...
Aún sigo enamorada de ti, reviviendo cada recuerdo sobre esta historia malograda.
Detallo, analiso las imágenes que llegan a mi, el oyuelo que se forma en tu carita al sonreír, esa sonrisa tímida, dulce como la de un niño que piensa en travesuras, y ese destello en tus ojitos color café.
Otro recuerdo llega asomándose, aquél con las que tus pupilas llorosas y tu voz casi inaudible te permiten quebrarte frente a mi por primera vez.
Donde tus abrazos me sostenían como si también fuese a desaparecer.
No lo hice, te sostuve, te calmé.
Me permito seguir escudriñandome más profundo, allí cuando sentía mi corazón latir al mil con cada mínimo roce tuyo, ese primer beso, tus labios más grandes que los mios, tu dolorosa y tortuosa forma de besarme, de jugar conmigo.
Tus caricias, tus toques rudos, fueron tratos totalmente nuevos para mi.
Mi rosa y blanco contrastando al negro y azul de tu esencia.
Huiste de mi forma de amar, igual que las demás.
No supiste que hacer con tanto, no te culpes, yo no sabía que hacer con tan poco.
Nos quedamos a mano en ello.
Ya no estás, ya no hay un nosotras.
Te fuiste, elegiste a otra, no me esperaste, no aceptaste seguir nutriendo el sentimiento.
Declaraste tener paciencia, más no era verdad.
Fingía que no me despedazaba el corazón el ayudarte a conquistar a alguien más; tus amigas no eran ajenas, lograron darse cuenta, a ellas no se los pude ocultar.
Me compartieron su lástima, fue penoso recibirla.
Dejaste todo, no dijiste adiós, te esfumaste.
Si tú estuvieras aquí
No te volvería a aceptar ni te daría oportunidad de explicar.
No te escucharía, mentías, no una ni dos, muchas, infinitas veces.
Proclamabas sin descaro no hacerlo, fue mi error creerte.
No pude salir ilesa, me perdí un momento...
Logré levantarme y renací aún teniendo mi corazón herido sobre las manos.
No te enteraste, no me viste, no lo viviste, no lo sentiste.
Debí asumir que no era una opción para ti.
Rebobinando hasta el comienzo, puedo expresar que nos encontramos en esta pequeña isla, tú siendo infiel a quien jurabas era "el amor de tu vida", y yo aún sin terminar de sanar a la que quería que fuera "mi serendipia".
Fuimos un error.
Debimos seguir siendo desconocidas con conocidos en común.
Él me alentó a seguir a tu lado, no debí escucharlo.
No es su culpa, quería verme feliz de nuevo.
En cuanto a mi, estaba desesperada por sentir, por sanar lo que había roto otra mujer, lo que permití que rompiera.
Te usé, me usaste, nos usamos.
Pero ¿quién pensaría que lograrías quebrantar mi coraza?
Nadie en su sano juicio que me conociera bien, sería capaz de creer semejante acto.
Pero fue justo lo que sucedió.
Por Dios, te abrí la puerta, la sostuve para que pasaras.
Aún con el temor corriendo por mi piel.
Te adentraste, te sumergiste, pero no te quedaste.
Tomaste lo que quisiste para alimentar tu ego, y luego te esfumaste en busca de la siguiente fuente.
No debí confiar, no debí creer, no debí intentar volver a sentir, a dar, a corresponder sin ser correspondida.
Si tu estuvieras aquí
No te dejaría abrir la boca, te escupiría a la cara estas palabras: "Si en mi próxima vida, tú te acercaras, yo me daría la vuelta y saldría corriendo, no perdería mi tiempo contigo, no lo vales, no lo merecés".
Lala, detesto haberte conocido.
Adiós para siempre.

𝘌𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘗𝘢𝘴𝘢𝘥𝘢𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora