CAPITULO 1

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LA NIÑA QUE SOBREVIVIO

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El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente. Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, porque no estaban para tales tonterías.

-Lo extraño es diferente y único, no como los normales, muy comunes y corrientes, nada especial.-Opino Remus.

El señor Dursley era el director de una empresa llamada Grunnings, que fabricaba taladros. Era un hombre corpulento y rollizo, casi sin cuello, aunque con un bigote inmenso. La señora Dursley era delgada, rubia y tenía un cuello casi el doble de largo de lo habitual, lo que le resultaba muy útil, ya que pasaba la mayor parte del tiempo estirándolo por encima de las vallas de los jardines para espiar a sus vecinos. Los Dursley tenían un hijo pequeño llamado Dudley, y para ellos no había un niño mejor que él.

-¿Qué son taladros?-Dijo un confundido y asqueado Lucius Malfoy.

Hermione Granger al ser hija se detuvo a explicarle pacientemente lo que es.

-Si hay mejor niño, en este caso niña que él, mi cachorra Har.

Los Dursley tenían todo lo que querían, pero también guardaban un secreto, y su mayor temor era que lo descubriesen: no habrían soportado que se supiera lo de los Potter.

-Bueno, los Potter son un Apellido muy famoso en este mundo, así que yo sí me sentiría orgulloso al saber que estoy emparentado con él.-Magos que tenían relación con ese apellido se mostraron completamente de acuerdo.

La señora Potter era hermana de la señora Dursley, pero no se veían desde hacía años; tanto era así que la señora Dursley fingía que no tenía hermana, porque su hermana y su marido, un completo inútil, eran lo más opuesto a los Dursley que se pudiera imaginar. Los Dursley se estremecían al pensar qué dirían los vecinos si los Potter apareciesen por la acera. Sabían que los Potter también tenían un hijo pequeño, pero nunca lo habían visto. El niño era otra buena razón para mantener alejados a los Potter: no querían que Dudley se juntara con un niño como aquel.

A Lily le dolió al escuchar esas palabras, había que no le caía bien a su hermana, pero al punto de ignorar su existencia era un golpe bajo.

-Óigame más respeto a mi ahijada-Grito un furioso Sirius.

-Tranquilo Canuto, todo está bien-murmuro Harry para intentar tranquilizar a su padrino 

Cuando el señor y la señora Dursley se despertaron el sombrío y gris martes en el que nuestra historia comienza, no había nada en aquel cielo nublado que sugiriera los acontecimientos extraños y misteriosos que poco después tendrían lugar en toda la región. El señor Dursley canturreaba mientras se ponía su corbata más sosa para ir al trabajo, y la señora Dursley parloteaba alegremente mientras instalaba al ruidoso Dudley en la trona. Ninguno vio el gran búho pardo que pasaba volando por la ventana.

A las ocho y media, el señor Dursley cogió su maletín, besó a la señora Dursley en la mejilla y trató de despedirse de Dudley con un beso, aunque no pudo, ya que el niño tenía un berrinche y estaba arrojando los cereales contra las paredes. 

-Que niño mas estresante y vulgar ai yo huebiero hecjo eso mis padres me hubieran golpeado-dijo una voz femenima perteneciente a Pansy Parkinson.

Viendo La vida de Harriet Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora