-Carajo.- dijo aquella chica soltando la navaja con la que hacía cortes en su piel, al ver a un chico a nada de ser arrollado por un tren, no sabía cómo pero de alguna manera estaba ahí coincidiendo. Miles de cosas pasaban por su mente y finalmente se decidió en un acto desesperado casi heroico que pudo haber terminado no sólo con una vida, sino con dos.
Al quitar a ese chico de ahí, lastimando a ambos en el proceso, ella lo miró -¿Qué mierda pensabas hacer?- dijo, en su voz se reflejaba el miedo, aquel otro chico sólo la miró "Pensaba terminar con mi vida" esas cinco palabras fueron las únicas que salieron de la boca de él antes de que se desvaneciera por completo en el suelo.
En la desesperación de que él no despertara, así siendo ambos completamente extraños el uno para el otro, ella quería hacer todo lo posible para ayudarlo.
Ella se las arregló para cargarlo, se sorprendió al ver que casi no pesaba, era liviano, aunque tal vez ambos tenían la misma edad.
Ella llegó al hospital más cercano del lugar, entre sollozos sólo pido ayuda y debido al cansancio ella desvaneció en el suelo junto con el.
Médicos empezaron a llegar corriendo a atenderlos, a ambos los transportaron en camillas hacia una sala, después de una revisión, concluyeron que no tenían mucho, solo unos cuantos moretones, autolesiones. Nada fuera de lo normal en su salud física, pero necesitaban urgentemente un psiquiatra. Una vez ambos despiertos, bajaron a pagar el hospital, se dividieron el costo en dos y se quedaron callados mientras tomaban un café en una cafetería cercana. -¿Por qué querías hacerlo?- dijo la chica para romper el silencio, -Yo... sólo ya no soporto estar aquí, esta vida es una mierda. ¿Tú qué hacías ahí?- ella lo miró y soltó en un suspiro -Siendo sincera quería cometer lo mismo, al verte ahí no pude evitar ese impulso de salvarte, fuiste la única razón que me hizo soltar una navaja- dijo riendo, al parecer tenían cosas en común, dos idiotas que quieren cometer su suicidio, ambos con hábitos de autolesiones y adicciones, quizás habían encontrado su tal para cual.
Por fin decidieron irse, ambos se acompañaron hasta la estación del autobús, -Este es el mío- dijo la chica, el solo asintió, lo pensó un poco y decidió pedir su número, -Aquí está- dijo mientras le mostraba la pantalla de su celular, el chico lo anotó rápidamente, -Tu nombre, no me lo has dicho- dijo ella antes de que cerraran las puertas -Soy Suk- -Soy Yuki- y al terminar de decir esa frase, el autobús se fue.
Mh, vaya día.
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Sólo un corte más.
General FictionSuk y Yuki, dos chicos con los mismos o más problemas mentales que el otro, ambos necesitan un psiquiatra, pero el destino hace que sus caminos se crucen y se enamoran del otro, suena bien, ¿no? La típica historia cliché, ¿qué podría pasar?