𝙊𝙉𝙀 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙎 • 𝘦𝘯𝘻𝘶𝘭𝘪𝘢𝘯

𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰.𝘥𝘰𝘴

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El profesor estaba preocupado porque inclusive habiendo terminado la clase siendo diez y cuarto, su alumno estrella no aparecía. Estaba pensando en el peor panorama. Lo había asustado. Cómo no fue capaz de prever algo así? Vió sus útiles al fondo mientras apilaba todas las hojas entregadas por sus estudiantes y las guardaba en una carpeta de acetato dentro de su maletín. En una situación ordinaria no pasaría a preocuparse tanto pero ésta, claramente, era extraordinaria.

No permitió que las dudas lo carcomieran más, decidió ponerle fin a la intriga. Agarró el celular, marcó el número ajeno en sus contactos y dió a llamar. Pasaron cuatro tonos y no hubo respuesta. Lo intentó dos veces seguidas.

El salón estaba vacío. Enzo, a pesar de tener treinta y pico de años, de repente se sintió estúpido y culpable del malestar de ese amigo más que apreciado. Se sentía como cuando retás a un nene chiquito, él era ese nene. Seguía sentado en el escritorio sin saber si encarar para algún lado en específico, hasta que por fin, obtuvo respuesta en el teléfono.

De verdad eras vos?

Quién?

El profe.

Sí, ¿Te asustaste? Perdona, no era mi intención encararte así.

No
Es que de verdad
No esperaba nada de lo q pasó hoy

Yo menos.

Cuando te ví me quedé como un tonto.

Pensé que sos más lindo en
persona de lo que ya sos por fotos.
Te superaste.

Y también pensé que no sé, que averiguaste que daba clases acá y por eso no me habías querido decir el viernes.

Te juro q nada q ver
Pero supongo q éste tenía q ser el tiempo, no? ):

Enzo suspiró, nervioso, tecleando a velocidad. Los emoticones tristes por parte de Julián lo hacían quedar como una criatura ante sus ojos, eso, y su idealización. El pibe era su criatura. A veces lo cuidaba como un

¿Puedo verte? De paso te llevo las cosas...
Las dejaste acá en el aula.

Cierto, jaja salí a los pedos y me olvidé
Estoy en el baño, el del tercer piso.

El docente no fue capaz de hacerse esperar mucho más. Primero se encargó de caminar a pasos agigantados al último asiento y guardar las cosas de su modelo, cargar la mochila al hombro y en su mano derecha su bolso. Las escaleras iban a contribuir a su trayecto corto ya que aunque hubieran ascensores su necesidad de llegar arriba era más que las ganas de esperar por el mismo ascensor. Se agitó, y cuando vió la entrada de los baños en ese piso casi vacío, practicamente corrió hasta ahí. Mayor fue el gusto al ingresar y notar que por suerte Julián estaba solo en todo el cuarto, apoyado contra la mesada con canillas, sonrojado en contraste con su pálida piel. Parecía muy concentrado en su propio rostro hasta que la puerta dejando ver a Enzo lo distrajo enteramente. El mayor de ambos tuvo vértigo, aquella figura que lo tenía loco desde hace meses estaba frente a él.

Lo groso no era en sí el encuentro físico, no era verse por primera vez, era la consumación de los deseos que se habían expresado antes. Cada dia pasado hasta el momento les había servido para confiarse en total intimidad cada uno de sus deseos y fantasías. Incluso aunque Enzo hubiese dado con Julián como cliente consumidor, el menor había encontrado en él un confidente, un compañero, un amigo... Y algo más. Algo más siempre y cuando se permitiera recordar los juegos de rol.