Primer Paso

12 0 0
                                    

A unos pasos y directo al abismo, qué bien se siente; todo se ve minúsculo desde mis ojos, solamente eso me concentra paz.

Doy otro paso aún más cerca del borde en este enorme edificio de 12 plantas, extiendo mis brazos, haciéndome creer que soy un pájaro, un albatros, una presa libre de sus preocupaciones.

Queriendo dar mi segundo paso en el borde de la azotea, alguien me agarra del brazo y me encuentro rodando, mientras mi cara toca el suelo de la azotea debido a la fuerza de un señor que me triplica la altura.

Mi cuerpo se ve sometido a una fuerza intensa mientras el hombre me empieza a tocar por todo el cuerpo. No, otra vez no.

- Suéltame. ¡Por favor no me toques! - Inconscientemente empiezo a dar golpes por todas partes.

- Auch, encima que te salvo la vida.

- ¿Cómo? Déjame ir, llamare a la policía.

- Por supuesto que llamaras a la policía, estas loca.

Al librarme de sus brazos le veo el rostro con más claridad, conozco a este hombre.


3 DÍAS ANTES

Estaba harta, a punto de derrumbarme sin poder aguantarlo más. Estoy decidida a dejar todo esto e irme lejos de mi familia.

Ya no es por el odio que les tengo, sino porque no me satisface vivir en estas condiciones, teniendo en cuenta que no me puedo quejar. Pero, claro, ¿Cómo hago una nueva vida? Ni que fuera tan facil.

Desde que entré en la adolescencia me está costando rehacerme y mira que lo peor ya lo había pasado.

Quiero dejar los estudios porque tenía claro que quería irme a la otra punta del país, y lo iba a hacer sin dar explicaciones a nadie.

Con el poco dinero ahorrado que se iba a destinar a mi carrera universitaria, lo utilizaría a lo largo de este tiempo. ¿Qué loco, no? Por suerte, llevo meses preparando esto.

Salgo de mi habitación con mi mochila, son las 5 de la mañana.

Antes de bajar por las escaleras, mi mirada se posa en la puerta del cuarto de mi hermano mayor, por un momento se me pasa en la cabeza de escribirle una carta pero rápidamente la descarto. Confío en que me comprenderán así que optó por el silencio.

Ahora sí bajo las escaleras preocupada por hacer el mínimo ruido posible, dejando mis llaves colgadas en el portal, porque no quería arrepentirme y volver, ya que era consciente de lo que haría.

Siempre he sido así: inquieta, impaciente y, sobre todo, impulsiva.

Me dirigí hacia la estación del tren. Tenía que hacer transbordo, así que me esperaba un viaje muy movido.

Me siento al lado de un señor bastante mayor que estaba vestido de etiqueta; su corbata combinaba con los zapatos, sus ojos eran de color miel y tenía el cabello abundante, notándose que estaba teñido de un tono castaño oscuro.

La verdad es que me fijaba mucho en la vestimenta de la gente, ya que siempre me doy cuenta de que concuerda con su personalidad.

Pongo música y empiezo a ver las noticias en mi teléfono móvil. Por un momento, pienso si debería llamar a algún amigo mío.

- ¿Has hecho alguna locura? - Comenta el señor que vestía de etiqueta.

Oscuros SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora