Observe a mi alrededor y me doy cuenta de que no hay escapatoria.
- Mierda, ¿y ahora que?. - Susurro.
Exploro a mi alrededor y sigo sin encontrar una salida. Por unos instantes, los otros pasajeros del vagón me observaran.
¿Y ahora qué demonios se supone que debo hacer? - susurro otra vez con un toque de exasperación.
De manera ágil me deslizo bajo los asientos en un abrir y cerrar los ojos.
Justo en ese instante, una sombra oscura se cierne sobre mí. Bajo la mirada, preparándome para un posible golpe merecido por mi constante inquietud.
Si el golpe llega, que llegue de una vez. El punto es que no entregaré mi teléfono móvil, aunque quizás sea un poco tarde para haber tomado una decisión más sensata.
Parece que necesitas un empujoncito, ¿no? - suelta un tío con un cabello castaña de lo más cuidada, ni corta ni larga, y unos ojos de un azul que casi te hipnotizan. Y sus pestañeas, oye, que hasta las envidiaría. ¿Por qué rayos los hombres siempre parecen tener las pestañas más llamativas?.
- No gracias. - le digo.
- ¿Segura de eso?
- Pues sí.
El joven me ignora por completo, agarra mi brazo con un firme apretón y me arrastra hacia el vagón anterior. Siento que me acerco más al hombre a quien recientemente tiré al suelo
Presiento que está a punto de delatarme, así que freno en seco y opongo resistencia.
- ¡Suéltame! - Grito, enfrentándose al hombre de ojos verdes.
- Más adelante me lo agradecerás.
En el vagón siguiente, no queda rastro del rubio que hice caer. El hombre de ojos verdes me sujeta el brazo y me hace entrar en una puerta interna del tren, revelando ser un baño.
- Dame el móvil
- ¿Perdona?
- Ya me has oído, o me das o lo hago a la fuerza.
¿Ahora dos personas aparentemente desequilibradas quieren arrebatarme el móvil? Miro hacia el inodoro y luego fijo la mirada en los ojos del individuo.
Creo que aún no lo comprende del todo mis intenciones. De hecho, su mirada parece estar llena de confusión. Sin pensarlo, arrojo el móvil al inodoro y jalo de la cadena.
- ¿Estas loca?
Estaba a punto de contestar, pero antes de que pudiera abrir la boca, comenzaron a golpear la puerta con brusquedad.
- ¿Hay alguien aquí? - resuena la voz, reconozco al tipo que me robó el móvil.
- Soy yo - respondió, confirmando lo que sospechaba: eran cómplices.
- Has visto a la niñata
Me miró con ojos penetrantes. Para este punto, ya no me asustó lo que pudieran llegarme a hacer. Mi información estaba segura.
- Entonces, ¿puedes salir de ese maldito baño y ayudarme?
- No puedo en este momento, tengo a una mujer que atender. -respondió con serenidad.
Mi cara se tiñe de un rojo intenso, me giro y aprovecho el grifo justo al lado para lavarme la cara.
Siento todo su cuerpo presionando contra mi espalda al girarme, que eso hace que me ponga mas nerviosa, el espacio es demasiado reducido para mantener distancia.
- Seguiré buscando, cuando tu polla este satisfecho me llamas.
- De acuerdo Alfred. - responde.
Un par de segundos después, se aleja y el silencio reina durante un buen rato, hasta que decide romperlo.
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Oscuros Secretos
Teen FictionEmily una joven que se va a la otra puta del país por temas familiares, quiere dejar todos sus estudios y sus experiencias negativas en el pueblo donde se a criado durante toda su vida. Ella tendrá que aguantar viajes emocionales y sensuales por cul...