El Ángel Que Sedujo Al Demonio.

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«Quería aclarar todas las mentiras y dejar que saliera la verdad. Tengo odio a través de mi sistema.»

Aileen Wuornos

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La apariencia de un ángel es el instrumento más peligroso para una bestia sedienta de sangre.

Nadie desconfía de las personas agradables, nadie los repudia, bajan la guardia sin ver venir el ataque.

¿Y qué pasa cuando dos bestias agradables se encuentran?

Simple, se enamoran, porque el amor no hace distinciones. Y ahora ellos dos juntos no le temen a nada ni a nadie.

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Fue fácil salir de casa a su encuentro, Kouyou ni siquiera estaba, tenía sus propios asuntos que atender, llego una hora antes al love hotel, se prepar a conciencia humectando su piel, dejando fluir sus feromonas mezclándose en perfecta armonía con su perfume.

Se retiro su ropa dejándola perfectamente doblada y acomodada en un mueble.

Cambio su gargantilla lisa, por una con un cascabel, se vistió con un babydoll en color negro y tanga a juego, además de calzarse unas zapatillas negras de tacón de aguja.

Satisfecho con su imagen, sonríe.

-Justo a tiempo – escucha como llaman a la habitación, Osamu lo dedujo bien, preguntando por él, termino de aplicarse el brillo labial.

Camino a la puerta y la abrió.

-Chico listo

La sonrisa confiada de Chuuya en conjunto con su aspecto paralizo a Osamu Dazai, ese omega con aspecto de ángel es la lujuria encarnada, y él lo sabe, sabe que está condenado, ha perdido el juego desde el primer momento.

-Que placer, el chibi se arregló para mí – sonríe, intentando ganar un poco del terreno perdido.

-No te sientas tan especial Osamu – le permite el paso, cuando el alfa ingresa cierra la puerta – puedo arreglarme para cualquiera, no lo olvides lucir bonito es mi trabajo.

Se le acerca y le acaricia los hombros, un escalofrió de placer recorre al castaño.

-Di lo que quieras Chuuya – canturrea un poco el nombre – pero se que te arreglaste para mi o de lo contrario no estaríamos en esta situación – se gira, engancha un par de dedos en la gargantilla halándolo hacia arriba, lo besa con pasión, con el deseo de la fruta prohibida.

Llenándose en el éxtasis del aroma del omega, que se filtra por cada poro de su piel, un olor adictivo, es una batalla por ver quien domina a quien, antes de separarse Osamu muerde levemente el labio inferior de Chuuya.

Afloja el agarre de la gargantilla.

-Quizás – se pega al más alto, le huele el cuello, deleitándose con ese olor penetrante, una mezcla aromática única con toques de roble, un ligero toque de sirope de arce, albaricoque, ciruelas y bayas; justo como un buen whisky, además de muy por lo bajo de esa mezcla casi de forma imperceptible el leve olor de sangre pasa su lengua por la glándula en el cuello del alfa.

-Lo cierto es que eres precioso – coloca sus manos en la estrecha cintura, bajándola al trasero, un firme, redondo y bien formado trasero – y sobre todo me encanta tu olor como ningún otro.

Desliza sus manos más abajo, lo suficiente para cogerlo a horcajadas, el pelirrojo capta de inmediato la intención con un leve impulso ayuda a que lo eleve, sus piernas se enroscan en la cadera del contrario, sus brazos alrededor del cuello.

Mad LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora