DAY 7 : Mint choco 🍨

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Algo que Wooyoung odia más que cualquier comida de su desagrado es esa angustiante sensación de saber que su novio estaba enojado con él.

Cuando San se enfada en serio jamás le gritaba, e incluso seguía su vida como si nada con la única diferencia de que lo trataba como a un simple conocido, sin mimos, sin besos, sin escuchar el "Youngie" saliendo de sus labios... En esos momentos era simplemente Wooyoung, su compañero de piso.

Ya sabía que se dio cuenta de lo de la ensalada, lo supo cuando entró al hogar con la bola de aluminio en mano y le dedicó su más decepcionante mirada, algo que hizo a Wooyoung sentirse un poquito mal.

San estuvo algo distante todo lo que quedaba del día de ayer, y ahora que habían pasado bastantes horas desde el suceso, seguía igual. ¡Hasta había puesto una almohada en medio de la cama de matrimonio para dormir separados!

Sabía cuán dramático llegaba a ser su novio, y como tal, también sabe cómo sobrellevarlo y hacer que vuelva a ser el San de siempre.

Si hay algo que San ama con locura es cuando Wooyoung se ponía a actuar adorable y cariñoso, como un perrito buscando que le den caricias en la barriguita.

Así que eso hizo.

Aprovechó que San estaba en el sillón para sentarse en su regazo y rogar por mimos mientras le ponía ojitos y hacía un exagerado puchero con los labios. Así es como pedía disculpas cada vez que hacía enojar al mayor, y siempre funcionaba.

Sin embargo, esta vez San seguía algo resentido, por lo que aguantó las ganas de besuquear esos lindos labios rosados para seguir viendo la televisión, ignorando descaradamente al azabache.

Wooyoung se quedó algo sorprendido. Por primera vez su método impecable no estaba funcionando, por lo que decidió acudir al plan B, que era seguir obedientemente el plan del mayor. Sea lo que sea que tuviera hoy, se lo comería sin rechistar, incluso si el mayor decidía hacerle otra ensalada, esta vez no la tiraría.

—¿Qué cocinarás hoy? —preguntó muy animado, fingiendo estar algo hambriento.

—Nada. Come lo que quieras —respondió el mayor con desinterés, algo que hizo a Wooyoung alzar las cejas al ver que el plan B no funcionaría.

¿Acaso ya se había rendido con todo ese rollo de hacerle comer cosas que odia?

En parte estaba feliz, finalmente estaría liberado de alimentos desagradables. Pero por otro lado, se sentía algo mal. No parecía que San fuera a perdonarlo pronto y Wooyoung no podía aguantar más sin que este lo volviera a ver con esos ojitos llenos de amor.

Se sentía rechazado por el mayor, y eso dolía. ¿Es esto lo que siente San cada vez que él se negaba a comer lo que cocinaba? Empieza a creer que sí.

Es por eso que se levantó de su regazo y se dirigió a la cocina para, minutos después, regresar con varias cosas en los brazos que dejó en la mesita frente al sofá con la intención de que San lo viera. Pero este seguía enfocado en la pantalla.

Aún así, Wooyoung siguió con su plan improvisado plan C.

Se había hecho una ensalada igual a la de ayer. Fue horrible, pero se la comió a pesar de que preparó demasiada cantidad, aguantando las arcadas a cada bocado. El truco era comerla rápido.

Luego siguió con unas gambas que encontró en la nevera. Ni siquiera estaban hechas porque Wooyoung no sabía cocinarlas, así que, en su ignorancia, simplemente las peló y se las comió crudas, dándose cuenta al momento de que sabían mucho mejor cuando mayor las preparaba.

Viendo que este aún no lo atendía, Wooyoung siguió con la piña, la cual al no saber pelarla, se la comió con cáscara y todo.

Se estaba dejando llevar por la idea de ser perdonado, así que en ningún momento se dio cuenta de que comer con tanta rapidez y no tan bien preparado podría perjudicarle un poco.

Y como San seguía sin tener reacción alguna, los ojos de Wooyoung se cristalizaron.

Desesperado, agarró un tomate entero y lo mordió como si fuera una manzana. Aún con el desagradable sabor de este, lo masticó con dificultad hasta que tragón tan duro que se escuchó por todo el lugar.

—Wooyoung, para... —interrumpió San algo preocupado al verlo llorar.

—¿Qué tengo que hacer para que me perdones? —sollozó.

—No lo sé, pero no hagas eso —le quitó el tomate de la mano y se apresuró a limpiar sus lágrimas. —Solo espera un poco a que se me pase. 

—¡No puedo esperar más, quiero acurrucarme contigo y que me acaricies el pelito! —rogó. Y antes de que San se rindiera y aceptara esa propuesta, Wooyoung fue a la cocina y trajo consigo un bote de helado. —¡Si es porque no he probado algo nuevo, pienso comerme esto para que me perdones!

—Pero odias el helado de chocolate y menta —recordó San ahora un poco divertido por la actitud infantil del menor.

—¡Lo sé! —y dicho esto, Wooyoung llevó una gran cucharada de helado a su boca sin sacarla hasta haber tragado todo el contenido de esta.

San non pudo evitar reír al ver cómo Wooyoung fruncía el ceño de la repulsión  que le causaba el sabor, así que le quitó el bote de las manos y lo dejó en la mesa para luego jalarlo hacia él, sentándolo de nuevo en su regazo, donde procedió a abrazarlo con cariño.

—¿Esto significa que me perdonas? —preguntó un esperanzado Wooyoung.

San asintió para luego besar las lindas mejillas del menor. —Estás perdonado, pero, por favor, si vuelve a ocurrir no hagas eso, te puede sentar mal comer de esa forma.

—No te preocupes, no creo que me afecte, tengo un estómago muy fuerte~.

—Bueno, mientras estés bien dejémoslo así.

—Entonces... ¿Me puedes... ? Uh... Ya sabes... ¿Acariciar la cabecita? —pidió ahora estando algo tímido por la cercanía.

San no pudo evitar sonreír por lo adorable que es Wooyoung, y automáticamente cumplió su deseo.

—Youngie lo hizo muy bien~.

Todo volvió a la normalidad, y ambos estaban muy alegres por eso.

Día 7, helado de chocolate y menta: ✅

Eat it! [Woosan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora