EVERYDAY [Lee Donghyuck - NCT]

El rostro de la envidia

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En el campo de flores,

Es ahí donde estoy

En la tierra abierta, 

Es ahí donde estoy

Ningún nombre,

Es lo que tengo

Sin vergüenza,

Estoy sobre mi tumba

Cuando tus pies no tocan la tierra

Cuando tu propio corazón te menosprecia

Cuando tus sueños te devoran

Cuando sientes que no eres tú mismo

En todos esos  momentos

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- Donghyuck. - Pronunció JaeSung en voz baja, moviéndolo con suavidad en un intento de despertarlo. Éste se removió entre las sábanas, deshaciéndose de ellas para clavar sus ojos, entrecerrados y somnolientos, en la chica. Aunque haya tratado de regalarle una sonrisa, su expresión causó que Donghyuck terminará sentándose en la cama mientras revolvía su cabello, esperando que no haya sucedido nada grave del que pudiera preocuparse. - Tus padres están en la sala de estar, dicen que necesitan conversar contigo. 

- No. - Rugió entre dientes, frunciendo su ceño. JaeSung atrapó su labio inferior, buscando cómo poder hacer que él cambiará de opinión y quisiera oír lo que sus padres querían decirle, aunque no fuese de su agrado. - No necesito charlar con ellos, no me interesa continuar manteniendo alguna comunicación con mis progenitores, así que diles que se vayan. 

- Creo que eso no se hará realidad, Lee Donghyuck. - Interfirió su padre, ingresando a la habitación de su hijo mayor con un semblante endurecido. JaeSung apretó sus labios, sin desviar su mirada de Donghyuck. - Haz que ésta chica se vaya, necesitamos hablar a solas contigo y ella no tiene ninguna relación aquí. 

Donghyuck apretó su mandíbula, odiando la forma en cómo se estaba dirigiendo hacia JaeSung. Abrió su boca con el objetivo de cuestionar la presencia de sus padres, pero la chica frente suyo sostuvo su mano, ocasionando que él centrará su atención en ella. Siente la suave caricia de su pulgar en el dorso de ésta y entiende la forma en cómo buscaba asegurarle que todo estaría bien, que esperaría. 

Se levantó de la cama, despidiéndose de los padres de Donghyuck sin recibir una respuesta, por ende, terminó saliendo de la habitación, dejando entreabierta la puerta con tal de que, en caso de cualquier discusión fuerte que pudiera haber, ser capaz de intervenir y defenderlo sin importar qué pudiera salir lastimada en el proceso. 

El chico lamió sus labios secos. 

No se movió ningún centímetro de su cama y a sus padres no les agradó del todo, sin más, no quisieron objetar algo más allá que sólo permanecer de pie, observándolo sin ninguna expresión en sus rostros.