𝒃𝒊𝒓𝒕𝒉𝒅𝒂𝒚 𝒔𝒆𝒙, ryomen sukuna

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playing  :   𝖡𝖨𝖱𝖳𝖧𝖣𝖠𝖸 𝖲𝖤𝖷

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playing : 𝖡𝖨𝖱𝖳𝖧𝖣𝖠𝖸 𝖲𝖤𝖷. by 𝖩𝖤𝖱𝖤𝖬𝖨𝖧  𓂀


Debajo de mi almohada quedan las caricias dibujadas en tu piel tatuadas de memoria esperando la noche con la misma ilusión de
que no sea un sueño.

— Dime dónde quieres tu regalo, nena. — ryomen acariciaba mi sentido del oído con su suave y ronca voz.

— No necesito ningún regalo, me basta con tenerte aquí conmigo. — sonreí ante él, acariciando levemente sus cabellos rosados.

— Es tu cumpleaños, así que sé que quieres cabalgar. — ryomen puso sus rodillas a mis costados, posicionándose encima mío con una sonrisa colmada con una mezcla de malicia y lujuria.

— Mi cabeza se encuentra al borde de la locura, despierto en la noche soñando con tu amor. — sus ojos rojizos se clavaban sobre los míos. — no se necesitan velas ni pastel, tan sólo nuestros cuerpos para cumplir con tu regalo de cumpleaños.

Ryomen seguía observándome, dibujando una sonrisa de lado en sus labios y acariciando mis mejillas con dulzura.

— Ven, súbete encima mío. quiero hacerte disfrutar y que me disfrutes. — aclamaba el pelo rosado. Cambiamos de posición, se sentó sobre la cama apoyando la cabeza en la pared mientras con cuidado rodeaba con mis piernas su cintura, sentándome encima suyo.

— Tus muslos avivan mis deseos en cada centímetro de la noche, agitando las ganas de poseerte, ardiente y candente. Devorando la noche en el instante eterno en que la lujuria alborota la calma y tus pezones tocan el cielo. — ryomen tomó mis pechos entre sus grandes manos, y con sus ásperos dedos comenzó a acariciarlos, dibujando pequeños círculos.

Acercó su boca a uno de mis pezones, absorbiéndolos con fuerza y devorándolos, como de si un biberón se tratase, causando su súbita erección.

— ¿Desde cuándo te has vuelto tan poeta? — pregunté como pude con un tono divertido pues el placer invadía mi cuerpo y las palabras costaban salir de mi boca.

— He estado practicando, quería que esta noche fuera especial. Quiero hacerte mía hoy más que nunca, gime mi nombre, quiero escucharlo salir
de tus carnosos labios. — ryomen continuó succionando con su lengua mis pezones.

Mi mente deliraba y mis ojos se cerraban por el constante roce de su lengua con mi piel. Tan sólo un mínimo toque provocaban terremotos en mis entrañas, corrientes eléctricas viajando por toda mi espalda, una tormenta de rayos en mi interior.

Ryo... — de mi boca salían pequeños suspiros acompañados con el nombre de mi amado.

— Repítelo de nuevo. — ordenó.

Sukuna acarició mi cintura, dejando pequeños rastros de besos desde mi clavícula hasta mi abdomen.

— Ryomen... — mis labios se movían por sí solos, Ryomen disfrutaba de mis suspiros y de vez en cuando los acompañaba con algún gruñido grave
y ronco.

Su erección amenazaba con querer salir rozando mi feminidad, sus manos apretaban mis muslos y mis caderas se enderezaban.

— Quítatelo todo. — ordenó el pelirosado.

Nos deshicimos de la poca ropa que nos quedaba, quedando completamente desnudos, piel con piel.

Ryomen introdujo un dedo húmedo en mi interior, metiendo y sacando a un ritmo acelerado.

— Estás tan mojada, dijiste que querías pasión, creo que la encontraste, preciosa. — su lengua viajaba por todo mi cuello, mordiéndolo con suavidad y gruñendo contra mi piel.

Su miembro se posó en mi interior de una fuerte estocada, provocando un leve grito en mis labios.

Joder. — suspiraba.

Ryomen comenzó a moverse lento hasta acelerar los movimientos, tomó mi cabello en una coleta y comenzó a embestirme como si no hubiese un mañana.

Me agarraba de los barrotes del cabecero, dejando caer mi cabeza hacia atrás y cerrando los ojos del puro placer que me brindaban sus embestidas.

— Déjame golpear ese punto g, nena. — sukuna tomaba con fuerza de mis caderas, presionándolas contra su miembro.

Ambos gemíamos y suspirábamos, la habitación hacía eco con nuestras voces resonando, elevándonos al cielo, creando un concierto celestial.

— Dime dónde quieres tu regalo, nena. — sukuna repetía sobre mi oído, mordisqueando mi lóbulo y seguidamente devorando todo mi cuello con desesperación.

— Dentro mío, relléname. — pedía.

— Suplícame, Bella, hazlo por mí. — nos besábamos con desenfreno, hundiendo nuestras lenguas una sobre otra, dejando pequeños rastros de saliva entre nuestras bocas y separándonos de vez en cuando por la falta de oxígeno de nuestros cuerpos.

— Quiero que termines dentro mío, quiero tu regalo en mi interior, Ryo. — gotas de sudar empapaban nuestras frentes.

Comencé a moverme en círculos, lento y seguro para luego empezar a botar de arriba abajo, montándolo.

— Eso es nena, móntame, sigue así, no pares de montarme. — apretaba mi cadera con sus grandes manos, sintiendo sus largas uñas incrustadas, avivando aún más el deseo.

Mis caderas se movían de un lado a otro sin parar, mi corazón latía a doscientos por hora y podía sentir el pecho de Sukuna respirar con fuerza, inhalando y exhalando.

Ambos estábamos a punto de llegar al ansiado clímax, sudábamos más de la cuenta y nuestra piel rozaba con impureza.

Ryomen ladeó su cabeza cerrando los ojos, agarrando fuerte de mi cuello y soltando un ronco gruñido indicando su llegada. Mis párpados se cerraron con fuerza, acariciaba mis pechos y gemía su nombre con deseo de ser escuchada por él.

Ambos caíamos rendidos a las sábanas, pegándose a nuestros cuerpos mojados.

— Es el mejor regalo de cumpleaños que podría haber recibido. — acaricié su mejilla derecha brindándole una sonrisa sincera.

— Tú eres mi regalo de cumpleaños, Bella. Hoy
y todos los días de mi vida, eres tú. — ryomen besó mis labios con dulzura y amor.

Nos quedamos abrazados hasta caer rendidos.

A los escalofríos de tu alma, a la perversidad oculta de tus latidos, envolviendo esos instantes donde pierda la calma.

Invítame a tu piel.

slow down  𐦍   jujutsu kaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora