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playing : 𝖲𝖶𝖨𝖬. by 𝖢𝖧𝖠𝖲𝖤 𝖠𝖳𝖫𝖠𝖭𝖳𝖨𝖢 𓂀
A Bella siempre le habían apasionado los tatuajes, ya sean grandes o pequeños, finos o gordos, de cualquier tipología y estilo, le apasionaba sentir la tinta clavada en su piel. Por su cumpleaños número 22, sus amigas le regalaron un bono para tres tatuajes gratis, los cuales podía hacerse en diferentes días, así no los gastaría todos en uno solo.
Lo que no sabía es que aquel no iba a ser el único día que se tatuaría en aquel local.
Estaba sumamente emocionada, los nervios afloraban por mi piel, hoy era el día tan esperado en el que me haría mi primer tatuaje, el primero de muchos. Y es que una vez que empiezas a tatuarte, ya no hay vuelta atrás, o eso dicen.
Llegué al estudio que se encontraba cerca de mi apartamento, con unas letras enormes adornando el escaparate junto con un extraño símbolo a su lado.
Abrí la puerta de cristal haciendo sonar la campana de entrada y entré encontrándome con una serie de cuadros y miles de dibujos enmarcados por toda la pared.
Tatuajes de animales, mitología griega y todo tipo de símbolos adornaban el local. A decir verdad, tenía talento para dibujar, sobre todo aquellos pequeños lobos tintados de negro y blanco por todo el salón.
El silencio de la sala fue interrumpido por una sombra prominente al otro lado del salón.
Un hombre de aproximadamente metro noventa, brazos corpulentos y cicatriz en la comisura de su labio derecho apareció por el pasillo con una pistola de tatuajes en mano, dejando caer gotas de tinta oscura por el suelo.
— ¿Necesitas ayuda? — su voz retumbaba sobre mis oídos, haciéndome estremecer.
El primo de Maki Zenin, no me jodas que es tatuador y es justo mi tatuador.
— Hola, ¿Fushiguro? Soy una amiga cercana de Maki, quisiera hacerme un tatuaje si es posible, por favor. — mis piernas se cruzaron del nerviosismo acumulado por todo mi cuerpo, Maki no había mencionado que aquel hombre imponía, y demasiado.
— Ah, ¿Anabella verdad? Maki me dijo que vendrías, espera aquí unos segundos a que prepare el material, te llamaré en unos minutos. — El pelinegro desapareció de un instante a otro, alejándose a cada paso.
¿Maki le dijo que vendría? pensé por unos segundos.
Esperé sentada con los codos apoyando en mi regazo, dubitativa, pensando si había sido buena idea venir a este sitio y aún más sabiendo que Maki le había hablado de mí aún sin saber que él estaría aquí. Todos los comentarios de la página web eran completamente positivos, y ahora entendía un poco el por qué.
