Capítulo VII

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VALLOLET

La emoción de Emma era contagiosa. Durante el trayecto a la plaza de Barcelona, no dejaba de repetirme lo feliz que estaba.

Mi amiga podía llegar a sentir tanto que, a veces, hasta asustaba.

El recorrido turístico estuvo bastante bien, aunque pasé media hora fotografiando a Emma. Un señor barbudo, llamado Erick, nos mostró lo más representativo de España. Sus historias fueron interesantes.

Emma, estaba inmersa en revisar las fotos que acabábamos de tomar, mientras yo disfrutaba de un brownie con maní.

—¡Uyy, esta está buenísima! La voy a publicar ahora mismo —exclamó la rubia, emocionada.

Sacudí la cabeza y miré a mi alrededor. ¿Por qué algunos del grupo comenzaban a alejarse?

— Oye, Emma…

— ¿Uh?

— Se van...

— ¿Quiénes?

— La mayoría.

Emma, finalmente, levantó la cabeza y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Giró hacia una chica con una enorme bufanda, que había venido con nosotros en el viaje.

— Oye, ¿sabes qué hacen? —le preguntó señalando a los grupos que se alejaban.

— Dijeron que tenemos dos horas libres. Podemos hacer lo que queramos por aquí cerca. Deben ir con su grupo.

Emma dio un pequeño saltito de emoción antes de sacudirme por los hombros.

— ¡Vallie, hay una tienda de postres muy famosa por aquí! ¡Tenemos que ir!

— Vale, vale, pero...

— ¡Vamos a buscar a los chicos!

Emma me cogió de la muñeca, arrastrándome como de costumbre.

— ¡Gracias! —le grité a la chica que nos ayudó.

De lejos, distinguí una silueta que reconocería en cualquier lugar. Detuve a Emma y la llevé hacia allí. Sin embargo, cuando visualicé bien la escena, me detuve en seco.

Brian tenía a Jules abrazada por la cintura, y sus narices casi se rozaban mientras reían por algo que él había dicho.

Fruncí el ceño. No era habitual ver a Brian tan abierto a mostrar afecto en público, las veces eran contadas y nunca de manera tan exagerada.

El corazón se me arrugó un poquito.

Emma se detuvo a mi lado, observando la situación.

— Vallie...

—¿Por qué no vamos sin ellos? —la interrumpí—. O solo avisémosle a Evan. Brian parece ocupado.

—No lo sé, Vallie. ¿Y si luego me regañan por no estar al pendiente de ustedes tres? Además, míralo por el lado bueno: podemos interrumpir su momento ridículamente cursi —sonrió de manera pícara.

No lo pensé mucho.

—Pero tú hablas.

Su sonrisa se ensanchó, y juntas nos acercamos a la pareja.

— ¡Ayyy, Hoooola, Brian! —voceó Emma con tono exagerado—. ¡Y Jules!

Brian se apartó un poco de su novia, y la mano que había estado en su cintura se deslizó rápidamente dentro de su chaqueta. Finjamos que eso no me hizo sentir más aliviada.

— Hola —respondió Brian, mientras Jules forzaba una sonrisa que apenas escondía su molestia por la interrupción.

La pelirroja me miró de arriba abajo, lo cual me confundió, porque usualmente era a Emma a quien le dirigían ese tipo de miradas.

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⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

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