intro

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Él no estaba enamorado de su mejor amigo.

Pero algunas veces pensaba que sí.

Sólo a veces...

Porque vamos, desde su perspectiva; confundir la amistad con el amor era la cosa más boba que podía existir.

La gente que se enamora de sus mejores amigos... era una completa estupidez.

¿Cuál era la necesidad de arruinar bellas amistades? Ninguna, los deseos románticos podían calmarse con el tiempo y ser borrados por consiguiente.

Pero no, existía gente débil que se rendía ante la tentación de un amor pasajero, y la mayoría terminaba con un corazón roto y un ex amigo de paso.

Él no sentía amor por Sonic, sentía la amistad más fiel que jamás pudo tener. Lo único que quería (como todo amigo) era su felicidad y bienestar.

Había crecido a su lado, literalmente.

Juntos desde los últimos años de primaria y ahora cursaban el último año de secundaria.

Shadow no veía necesaria la intención de cambiar por completo la forma en la que veía a Sonic.

Es decir, sí, tal vez... sólo tal vez, de vez en cuando, sus ojos se enamoraban del arte que apreciaban.

En este momento estaban juntos, sentados en una mesa de la cafetería, comiendo y disfrutando de su refrigerio junto a su grupo de amigos.

O bueno, amigos de Sonic. Para él lo único importante en esa mesa eran Sonic y su hermana María.

Blaze le hacía conversación a Amy Rose, quien compartía bocadillos con los demás presentes, Sonic, Knuckles, Tails y María.

Los dos últimos de grados menores a los que ellos pertenecían.

Amy siempre traía bocadillos y dulces pequeños que compartir, era una chica bastante generosa, una "chica rosada" para Shadow.

Sonic comía siempre la mayoría de ellos. Este conversaba con Tails y Knuckles se entrometía entre ellos para hacer alguna broma de mal gusto cada cierto tiempo, aunque se concentraba más en su comida. María leía un libro de su clase de ciencias mientras degustaba de una manzana, se sentía agradecida de tener una fuerte concentración, porque de lo contrario estaría perdida entre sus letras de tanta palabrería que salían de los presentes.

Y por otro lado, sentado en la misma mesa, pero alejado de ellos, se encontraba un erizo azabache con rayas rojas. Callado tomaba una coca-cola absorbiendo la gaseosa desde un sorbete, prestándole atención a su celular.

Era ajeno a la conversación, siempre lo era, aunque sólo era cohibido cuando los amigos de su azulado se unían a su mesa, fuera de todo eso, él pensaba que era lo suficientemente comunicativo.

Se autodominaba así mismo el mejor amigo de Sonic, y veía que el sentimiento era mutuo por todos los años que habían pasado juntos.

El no estar atento a lo que sea que los demás decían y hacían no quería decir que no estuviera atento al chico sentado a su lado, su Sonic.

Su buen Sonic.

Ese erizo de púas azules, ojos verdosos, unos verdes que relacionaban a su cosa favorita: la naturaleza. Ojos que le fascinaban tanto por el brillo que salían de estos, pecho suave (lo sabía porque lo había comprobado) de un color durazno mieloso, mejillas cálidas, labios frescos y una increíble aura de confianza rodeandolo en todo momento.

Si Sonic estaba cerca, es probable que el azabache reservado siempre lleve, por lo menos, una pequeña sonrisa en el rostro que sólo buenos observadores notarían.

Y en ese momento llevaba su pequeña sonrisa bien puesta.

Aprovechaba que nadie nunca le prestaba atención cuando se trataba de estar reunidos en grupo.

Alejaba sus ojos de su celular de vez en cuando para poder mirar a su mejor amigo que tan cerca se encontraba de él, y luego devolvía sus ojos al celular. Debía disimularlo.

–¡Oh, sí! Acabo de recordar –de inmediato observó al cobalto cuando soltó esa expresión –. Tails, ¿revisaste que ya haya salido el siguiente cómic de Batman?

Batman.

Sonic siempre hablaba de Batman y lo genial que era cada que tenía oportunidad.

Suponía que era uno de sus más grandes ídolos.

A veces a él le gustaría ser el Batman de Sonic.

Sólo a veces.

Cuando el zorro amarillo respondió a la pregunta del azul, miró su celular otra vez, hasta que su amigo volvió a hablar.

Lo miraba escuchando como se dejaba llevar y empezaba a hablar de lo emocionado que se sentía y lo mucho que le encanta Batman. Por supuesto todos le prestaron atención, y aún así, Shadow sentía que el que más atención le daba era él, a pesar de que nadie lo supiera.

La boca del pequeño de ojos verdes se movía sin parar, y el azabache se perdía en esos movimientos, de pronto sintiéndose hipnotizado.

Subió su mirada hasta los ojos verdes que denotaban un brillo excesivo al estar hablando de algo que le gusta.

Se sintió enamorado de Sonic.

Era demasiado bello.

Era bello verlo feliz, era bello su ser, era bella su alma.

Era bello sentir esa calidez en su pecho.

Pero decidió romper él mismo con su hipnotisación con una simple excusa: «vaya qué es guapo»

El azulito terminó de hablar al ser interrumpido por Knuckles. –Amigo, ¿tienes autismo?

Ahogó una risa por eso.

Escuchó las quejas de Sonic y el como los acompañantes de este reían ante lo dicho por el equidna.

Volvió su atención a su teléfono, la calidez en el pecho se había ido, su sonrisa seguía presente.

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⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

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