CAP UNO

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Catalina está sentada sobre el grind box y a su alrededor los demás obstáculos de skate. Se encuentra leyendo «la chica del tren de Paula Howking», esto llama la atención a Ctz, una muchachita en medio de la pista de patinaje y con la mirada posada en el libro.

Él se hallaba como invitado en Jujuy, pero pensó que le habían dado mal la ubicación, así que vuelve a prender su celular y ve que le lleva a este mismo lugar, como era nuevo, creyó estar perdido. Luego de un minuto en debatir si le preguntaba a la extraña, ya que no quería interrumpir a la linda joven porque a veces podían ser desquiciadas con estropear sus lecturas y esto no iba a hacer la excepción. 

Se va acercando a ella, que en efecto, asiente este, aprobando que le parecía linda. Pues Catalina, aunque se encontraba con la cabeza baja, se le veía medio rostro terso, incluida toda su piel vestida con ropa de verano y una camisa cuadrillé atada a la cintura, haciendo un efecto de cubrir sus largas piernas blancas de ese short demasiado arriba de sus muslos escogido en una mala elección, ya que estaba finalizada la estación. Peinado en vincha que formaba un lazo en moño y sonría a las páginas muy abstraída en su libro que no siente los pasos de Cete al tocarle el hombro, ella levanta su rostro para ver a la persona que osó importunar en su lectura. 

―¿Qué quieres? ―contesta con un tono de voz molesta, de lo que se piensa que ha interrumpido la mejor parte, luego vuelve su vista a su libro para poner una servilleta de papel toda escrita como separador. 

―Oye, ¿molesto? Quería... 

―No es evidente, estaba leyendo, no podías preguntar a alguien más que no estuviera ocupado.

―Lo siento, pero eres la única aquí. ―Levantó las manos en actitud de defensa hacia la inesperada reacción que tomó la chica.

Ella mira a su alrededor y ve que aún está vacío el lugar, prende su móvil para verificar el horario y eran las 18:00, sin embargo, aún no oscurecía. Se le había pasado el tiempo... ya estarían viniendo los demás skater o ya sea los raperos al sitio, aun así le parecía raro no ver a casi nadie porque siempre le interrumpían al último minuto que le avisaban que era hora de irse. Pues, esta se iba a leer allí, empezando a las 16:00, ya que en los otros parques estaban las parejitas haciendo sus cochinadas que decidió irse a la pista. Ahora se encontraba enfrente de un particular chico vestido de otaku... 

―Te equivocaste, aquí no es el evento de animé. 

―Oh, tampoco una biblioteca ―dijo no ocultando su ofensa y le trato mordazmente como lo hizo ella con él. 

―JA, ¿y bien? 

―Yo rapeo y quería saber... 

―Aún no es el horario. 

―¿Es aquí donde se arman las batallas?, ¿estoy en el punto exacto? 

 ―Así es. 

―Okay ―y como se volvió todo en silencio, supo que era momento de retirarse. 

Ella se disponía a guardar sus cosas y él se fue a apoyar en una de las barandas fingiendo que hacía algo con el celular mientras le echaba miradas furtivas. Luego esta se volvió a sentar, se puso a anotar algo en su servilleta que ya no cabía más palabras y hace un microgesto rindiéndose para luego sacar su cel y escribir en él. Pues solo usaba el celular cuando se le acababan las hojas a papel y tenía que escribir porque le surgía la inspiración... 

Terminando, empezó a levantarse para volver a casa; Ctz la observaba, no quería alejarse de esta, pues le producía curiosidad cuando intercambió palabras con ella, vio algo más que le tiraba para volver a su lado y eso mismo hizo, se apresuró para alcanzarla cuando esta pasaba de largo por su frente. Estando él en sus pensamientos en una disyuntiva si ir o no tras de ella, pero ya se había detenido al escuchar de este decir, desde el fondo de su interior y muy sorprendido, un: «espera» 

FREESTYLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora