CAP DIEZ

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―Vos decís que no te gusta verte cuando rapeabas porque eras uno más de esos estúpidos que rimaba igual, pero deberías estar agradecido que te lo haya enseñado. Yo creo que al decirlo es estar abandonando a tu niño interior, ahí es cuando te desprendes de todo y lo que no encuentras, ya que ese muchachito es el verdadero maestro que te enseñó quien eres ahora. Por qué me miras, dime, qué opinas... ―En ese momento Replik pegó sus labios con los de ella, los ojos de Cata ven que los de él permanecen cerrados y no se separa entonces esta lo hace cortando el beso.

―No. Para, discúlpame ―dice. 

―No te gustó, ja. ―Hace una risa corta, nada duradera que ella ya había notado antes en él―. La he cagado, ¿verdad?

―No es eso... ―Muerde sus labios inferiores.

―Entonces ¿qué es? Siento que nos podemos llevar bien, me entiendes y deseo hacerme conocer... solo abrirme contigo, no sé por qué. Creo que las pulsaciones de mis venas no es regular. ―Su sonrisa se expande esta vez haciéndola persistir unos segundos más... Ese comentario le hace reír a Cata y él se junta más a ella hasta chocar su nariz queriendo volver a besarla, pero ella le sujeta de la barbilla con sus manos. 

―Olvidas que estoy con Mauri. 

―Dile que ahora quieres estar conmigo ―y le roba otro beso corto―. Podemos seguir hablando de cosas que quiero darles algún sentido. Me gusta que te quedes prendada al verme decir mis paparruchadas.

―No son paparruchadas.

―Es lo que dicen. ―Levanta los hombros para luego dejarlos caer.

―Para mí no.

―Y también me gusta más que me dés esa respuesta.

―Oídos prendidos y mi cerebro preparado a recibir nuevos conocimientos.

―Oídos prendidos y mi cerebro preparado a recibir nuevos conocimientos

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Replik pasa y hace su minuto de entrada:

«Yo rapeo en serio y quiero que lo sientan. Quiero que lo comprueben. Veo el cielo para que vuele. Ven el éter. La paciencia y la parsimonia. La acrimonia. Qué se siente. Las palabras caen como lluvia. Yo no pienso nada. Ellas me visitan, me dan una sonrisa y yo se las devuelvo. Próceres del cielo. Dioses del infierno. ¿Viste cómo salen? ¡Es impresionante! Vuelo como un ave [...]»

Luego la siguiente es Cata y empieza a demostrar por primera vez su nivel para la gente...

―Vos ves el cielo y querés volar, yo veo la tierra y quiero ir a caminar, descubrir todo el terreno. Viví encerrada, yo no tengo alas, mis pies quieren dejar grandes pisadas. La libertad no me la robaron, yo era que me lo arrebataba. No, los miedos no eran míos sino los que me impusieron. Sí, quiero ser un ave, pero vamos esta es la realidad, no va a pasar; disfruto de su canto, él sí que tiene encanto. Voy desviada, no me hagas caso, di lo que sientas si con tal de todos modos te miras a ti y yo aquí hago lo mismo. Si quieres mi atención, dejas tu interior, yo no quiero eso, mírame, pero no despegues tus ojos. Siente tu alma y desahógate conmigo. Estoy sola y siempre con mis oídos, tú ven si quieres, si no déjame escuchar las voces que nacen de mí. No dejan de hablar, me ponen a recitar. Cara bonita y bellos por barbilla, me deja de importar, quiero conocer tu corazón, no me lo dés, consérvalo vos, cuídalo, no lo maltrates, porque me lo puedo llevar y hacerlo mejor.

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