Capítulo 11: Mentiras

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Devastado por el suicidio de Rita y sumergido en una profunda vorágine de dolor, Javier, enclaustrado en su apartamento, pide perdón por las horribles acciones que la obligó a cometer.

Javier: Perdón Rita. Nunca debí forzarte a que me ayudarás a hacerle daño a esas personas. Tal vez debí contarte la verdad, pero no pude, porque sabía que me ibas a odiar el resto de tu vida. Y me duele aún más que ni siquiera podré recuperar tu cuerpo.

Después del hallazgo del cadáver en el departamento de Javier y pese a que él reclamó los restos de inmediato al afirmar que Rita era su pareja sentimental desde hace años, en el forense se negaron a entregarle el cuerpo, debido a la falta de documentos que confirmaran la identidad de la joven mujer. Esta extraña situación despertó alarmas en la fiscalía, sobre todo después de que Javier ya no se presentara de nuevo a solicitar la entrega de los restos mortales.
Ebenezer, el médico forense que lleva el sombrío caso y que también es buen amigo de Héctor, ha intentado, sin éxito, obtener información sobre Rita desde el día de su suicido. Pero un inexplicable descubrimiento se hace presente para transformar el enigma en algo aún más demencial. Él, de inmediato, cita a Héctor en las instalaciones de investigación forense de la ciudad para explicarle el caótico hallazgo, convencido de que podría tener alguna conexión con los casos de desapariciones que pesquisa su amigo.

Héctor: Qué onda Ebenezer. Vine lo más rápido que pude ¿Qué pasó? Te escuché muy nervioso.

Ebenezer: ¿Recuerdas el caso que te platiqué de la enfermera?

Héctor: Sí, Rita, la que trabajaba para los Bernal y se suicidó ¿No?

Ebenezer: Exacto.

Héctor: ¿Ya comprobó Javier su identidad?

Ebenezer: Es justo por eso que te llamé. Rita no existe.

Héctor: ¿Cómo que no existe?

Ebenezer: Rita en realidad se llamaba Miranda Mendoza. Era una estudiante guatemalteca que fue reportada como desaparecida hace 10 años, después de dirigirse a un congreso en Quintana Roo.

Héctor: ¿Hablas en serio? ¿No será alguna mujer muy parecida a Rita? Es que esto que me dices no tiene sentido.

Ebenezer: No hay margen de error amigo. Fue lo que arrojaron las pruebas de ADN y coincide con el hecho de que el doctor Javier ya no regresó a reclamar el cadáver después de decirle que requeríamos obligatoriamente la documentación de Rita. Él sabía perfecto que era una identidad falsa.

Héctor: Es que no entiendo. ¿Con qué motivo? ¿Rita huyó de su país por alguna razón y Javier la encubrió? O peor aún  ¿Él la secuestró y le construyó una nueva vida? Aunque, no sé, esto no tendría lógica. Por más bien que te trate una persona, si te separó de tu familia, a la primera oportunidad escapas.

Ebenezer: Te voy a confesar esto porque después de lo que descubrí, estoy seguro de que nadie reclamará el cuerpo, claro a excepción de su familia si es que nos ponemos en contacto con ellos. Pero entre su ropa, encontré una carta. No la he leído porque no quería entorpecer la investigación de la policía manipulando las evidencias. Sé que tú estás muy involucrado en el tema de las desapariciones de mujeres. Entonces a ti te servirá más que a las autoridades.

En el mundo, hay personas sin escrúpulos que no se limitan a ejecutar los más diabólicos planes para conseguir sus objetivos. Rita fue una víctima más de Javier, quién a pesar de ayudarla a costear sus estudios de enfermería y de darle un hogar, le mintió sobre su origen a lo largo de muchos años. Provocó que ella se sujetara de un falso recuerdo para poder vivir. Pero en realidad ¿Cómo llegó a la vida de Javier? ¿Por qué no recordaba nada de su vida?

Los vientos del frío otoño azotan la ciudad, siendo precursores de la intensa lluvia que se aproxima a hacer acto de presencia. Pero igual de tormentoso que el cielo teñido de un triste color gris oscuro, se encuentra el estado mental de Ángel. Sintiéndose culpable por no visitar en el hospital a la señora Rosa, una mujer que siempre lo recibió feliz y con los brazos abiertos en casa debido a la cercana amistad que tenía con su hija Karen, decide ir a platicar un rato con ella, intentando cerrar el ciclo que dejó abierto al no darle jamás una explicación de su repentina distancia con Karen.
Tras unos minutos de conducir a través de la ciudad, llega a la clínica y asciende mediante el elevador, hasta la habitación de Rosa. Al abrir cuidadosamente la puerta de su cuarto, él le dice

Ángel: Hola señora Rosa ¿Puedo pasar?

Rosa: ¡Ángel! Me da muchísimo gusto verte. Claro. Pasa.

Ángel: Gracias. A mí también me alegra verla mejor. ¿Cómo se siente?

Rosa: Ahí la llevo, afortunadamente estoy mejorando. De hecho, me dan de alta en 2 días.

Ángel: Qué bueno, verá que todo estará bien. También vine porque quería decirle que estamos haciendo todo lo posible por encontrar a Karen, pero ha sido algo difícil porque también está el tema de la enfermedad de Dani y poder atender ambas situaciones es complejo.

Rosa: Sí, escuché lo de tu amigo. Me da mucha lástima por él. Daniel es como la manzana verde entre tanta fruta podrida que es su familia. Y entiendo lo de mi hija, no te preocupes, al contrario, te agradezco que estés ayudando. También por eso me urge salir de aquí, para seguirla buscando.

Ángel: Señora, yo sé que de un momento a otro me alejé definitivamente de Karen y por ende también de usted. Debí explicarle todo y no tomar distancia de manera tan drástica. Le pido una disculpa por eso.

Rosa: No te preocupes Ángel. Todos tenemos derecho a romper con vínculos, amistades, relaciones sí creemos que ya no aportan a nuestra vida. Pero sí me habría gustado saber cuál fue la razón.

Ángel: Señora. Usted sabe que siempre respeté que Karen quisiera prostituirse para darle una mejor calidad de vida a su familia. Pero cuando yo conocí a Daniel, me encariñé mucho con él. Es como el hermano que nunca tuve. Y ella me pidió que se lo presentara y no dudé en hacerlo porque confiaba en ella, pero le advertí que dejara atrás esa vida si quería estar con él porque era buena persona y no se merecía que le fallaran.

Rosa: Pero mi hija lo hizo, dejó todo atrás por Daniel.

Ángel: No desde un principio señora. No quisiera decirle esto, pero es necesario para que me comprenda y también es justo que usted lo sepa.

Rosa: ¿A qué te refieres?

Ángel: Karen se metió con el señor Edgar cuando ya andaba con Daniel. Me lo confesó una vez que estaba borracha, incluso me enseñó fotos, conversaciones. Le dije que lo correcto era decirle toda la verdad a Dani, pero jamás lo hizo. Yo no dije nada porque a mí no me correspondía, sólo decidí alejarme, no quería ser cómplice de lo que hiciera Karen más adelante.

Rosa: No tengo palabras Ángel. Nunca me imaginé eso de mi hija. No lo puedo creer.

Karen tiene un turbulento pasado repleto de enigmas inconfesables. ¿Será alguno de los múltiples misterios que guardaba lo que la llevó a desaparecer sin dejar rastro?

ANTES DE QUE TE OLVIDE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora