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-Hoy no vas a salir en la noche -habló mi padre -. Acaban de decir en el noticiero, que está suelto un asesino y que ronda por las calles cuándo se oculta el sol.

No se por que me advierte, si bien sabe que no tengo amigas y que nunca salgo de la casa más que para ir a la escuela.

-Está bien -respondí indiferente.

Terminé mi desayuno en unos bocados. Tomé mi mochila vieja y pesada y al tenerla, me despido de mi viejo para ir a la escuela.

Camino por la banqueta, pero en unos metros lejos de la puerta de entrada de mi casa, escucho un inquietante ruido. Desesperada, volteo a ver en todos lados pero no encontraba nada extraño, lo ignoro y sigo mi camino.

***

Había llegado a mi tortura total, dónde ahí me pasa de todo: verguenzas, humillaciones, burlas y acoso escolar.

Todo por ser la típica chica tímida, y esto es gracias a los malditos estereotipos.

Me siento en mi lugar y leo en una app ' Leyendas Urbanas '. Todo estaba bien, hasta que una "Lechuza" (así se llama el escuadrón de zorras del colegio) se me acerca moviendo su enorme trasero de vaca hasta mi lugar.

-¿Ahora que hace la niña rara? -preguntó burlona. Me quitó mi celular de las manos, y la analizó -. No puedo creer que leas éstas estupideces.

Ella chasqueo los dedos, eso es un código para las lechuzas. Al llegar el resto, la líder lanzó mi dispositivo móvil al suelo.

No dije ni hise nada. No vale gritar o golpear a ese repugnante grupo. Ellas son más que yo. Lloro en mis adentros mientras que me reacción del exterior era serio.

Antes de irse, cada una me golpeó de forma diferente. Una me golpeó el estómago, otra me jalo el cabello, otra me pateó la pierna, la penúltima me piso el pié, y la última me encajó en la mano un bolígrafo.

***

Caminé de regreso a mi casa, guardando las lágrimas para dejarlas ir en mi habitación para secarse en mi almohada.

La tarde empezaba a notarse, por lo que ya anunciaba la llegada de la noche. Papá no estaba en casa, a si que puedo cortarme sin que me viera con las manos en la masa.

Cerré la puerta con seguro. Lancé mi mochila al suelo y subí al segundo piso. Llegué a mi cuarto ansiosa, ya que mi habitación es mi guarida.

Noto algo extraño al llegar. La ventana estaba abierta.

》Que yo recuerde, cuándo me fui, estaba cerrada. Uhm, debió ser mi padre.《

No le tomé mucha importancia a si qué sólo me limité a cerrarla.

Caminé tranquilamente a mi cama y debajo de mi colchón saqué una navaja. La coloqué en mi muñeca lista para hacer un corte, pero en ese mismo instante siento que respiran en mi oído. Asustada, dejo caer la navaja y salgo corriendo a la cocina por un vaso con agua.

***

-Sólo espero que sea Slenderman -hablé para mi misma -, Bueno, el me enamora.

Tomé dos vasos con agua, prendí la televisión y le puse en el canal de nickelodeon, que con suerte, estaba la caricatura de Sponge Bob Square Pants.

Cuándo vi que era un episodio repetido, la apagué y me dirigí a mi cuarto.

***

Veo la hora en mi relog y marcaba las 8:49 pm. Era hora de admirar la luna. La luna era la única que me escuchaba en mis penas.

-Hola -susurre -. Hoy vengo a hablarte de lo mismo. Hoy en la escuela...me golpearon y me humillaron. Tenía ganas de golpearlas, pero aún así me seguirán molestando -me acaricie la mano ya que estaba perforado -, Necesito aprender a ser fuerte, ¿no?

Dicho eso miré una vez más a la luna llena, blanca y grande.

Suspiré y me arrope entre mis sábanas de la cama, pero...no podía dormir. Sentía que me observaban. Me gusta pero me asusta a decir verdad.

Ya pasaron treinta minutos y seguía con esa sensación. Miré por todas partes para jugar con mi mente a ver si encontraba algo subliminal...

Mis ojos se abren por inmenso asombro. Miré entre las cortinas un par de ojos sin vida observándome y una inmensa sonrisa escalofriante.

-Go to sleep -habló silenciosamente aquella bestia.

Face to Face ||Jeff the Killer||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora