𝘤𝘩𝘢𝘱𝘵𝘦𝘳 𝘧𝘰𝘳𝘵𝘺 - 𝘰𝘯𝘦

99 4 0
                                    

𝑀𝑖 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑒𝑟: 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎

-𝘊𝘏𝘈𝘗𝘛𝘌𝘙 𝘍𝘐𝘝𝘌𝘛𝘌𝘌𝘕-

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~~•~•~•~•
______ Swan

No comprendía que pintaba allí una mujer, humana, rodeada de vampiros.

— ¿es humana? — pregunte para confirmar mi teoría.

Edward— si

— ¿y lo sabe?

Edward — si

— entonces porque... — me interrumpí yo misma —. Quiere ser vampiro

— y lo será pronto — contestó uno de los vampiros.

— o el postre — tercio Jane

Ignoraron las puertas del fondo -totalmente revestidas de oro- y se detuvieron a mitad del pasillo para desplazar uno de los paneles y poner al descubierto una sencilla puerta de madera que no estaba cerrada con llave.

— hermana, te enviaron a traer uno y trajiste dos... y medio — dijo El joven pálido de traje gris perla podía haber pasado por el gemelo de Jane. Tenía el pelo más oscuro y los labios no eran tan carnosos, pero resultaba igual de encantador.

— que agradable sorpresa — habló otro vampiro, pálido como los demás, cabello hacia atrás, y ojos rojos como Jane—. ______ está viva después de todo — se acercó sonriente — ¿no es esto maravilloso? Me encanta un final feliz — despegó mi mano que tenía agarrada la de Edward —. Son tan raros... ¡Ja! La tua cantante — al decir eso me observó—. Su sangre te atrae tanto, que me provoca sed — me estremecí al escucharlo—. ¿Cómo soportas estar tan cerca de ella?

Edward— con gran dificultad

— ya lo veo — soltó una risita.

Edward — Aro puede leer cualquier pensamiento que he tenido con solo tocarme, y ahora lo sabe todo — me explico aún sin mirarme —. Acaba de una vez — le dijo a ¿Aro?

— y tú eres un excelente lector de almas — halagó—, Edward, aunque no puedes leer sus pensamientos desde que se entero, fascinante — soltó la mano de Edward y retrocedió unos pasos —. Me encantaría saber si es inmune a mis dones también — extendió su mano — me arias el honor

Era consciente de no tener alternativa alguna a pesar de la amabilidad de Aro y me aterraba la idea de dejar que me tocara, pero aun así, contra toda lógica, sentía una gran curiosidad por tener la ocasión de tocar su extraña piel.

Me volví hacia Aro y extendí la mano lentamente. Estaba temblando.

Cerró sus ojos, como si tratara de esperar algo, levantó la cabeza y me observó con esos ojos profundos.

— interesante... No veo nada — dijo para soltarme la mano y retroceder.

Permaneció quieto durante unos momentos mientras su vista oscilaba, mirándonos a los tres. Luego, de forma repentina, sacudió la cabeza y dijo para sus adentros:

Mi Nuevo Amanecer (crepúsculo) //Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora