Sana sintió que la segunda vez fue incluso aún mejor, tal vez porque aún estaban desbordadas por la lujuria que las había llevado a fundirse con mayor soltura que la primera vez. La forma en que su agitado pecho subía y bajaba de manera incontenible, además de su amplia sonrisa, con los ojos cubiertos con sus dos manos, lo demostraban. Ella descubrió uno de sus ojos, mientras Tzuyu reposaba la cabeza sobre sus pechos, entonces vio su ropa interior por el espaldero del sillón, así que se apresuró a tomarla y rio divertida por su victoria.
Tzuyu se sentó completamente desnuda, mientras observaba con mucho interés a Sana vestirse con cada una de sus prendas, como si fuera la mejor obra de arte. Miró a su costado y vio la reluciente máscara dorada de su chica y sin pudor alguno (evidentemente orgullosa de la maravilla de cuerpo que poseía), caminó hasta quedar detrás de ella. Sana se tensó al sentir su cuerpo tan cerca, pero Tzuyu sólo le puso el antifaz, le besó el hombro y la dejó ir.
La rubia antes de salir, giró la llave y se volteó para mirar una vez más a su chica misteriosa, Tzuyu ya tenía los pantalones puestos y ponía en su lugar todo lo que habían desordenado.
—Tal vez nunca nos volvamos a ver... pero quería que supieras que fue un placer encontrarte, misteriosa fantasma... — Tzuyu sonrió de costado y se puso nuevamente la máscara.
"¡Qué arrebatadora vista!" pensó Sana, mientras se mordía el labio inferior. En ese momento pensó en cómo le contaría a Mina que perdió la virginidad con una completa y sensual desconocida, hasta pudo imaginar el rostro escandalizado que pondría la castaña.
— Dejemos que el destino diga si debemos volver a vernos. Si es así, me debes una cena — Sonrió Tzuyu. Sana lo consideró totalmente imposible, así que aceptó divertida. Su chica misteriosa tenía una sonrisa que podía derretir un témpano de hielo, o de hacer olvidar el peor de los males.
Definitivamente era una noche que jamás olvidaría.
Sana se recostó en la puerta luego de cerrarla a sus espaldas después de salir. Se tomó un momento para reflexionar sobre lo que acababa de suceder ahí adentro, con el corazón golpeando muy fuerte en su pecho. Se abrazó a sí misma, recordando las caricias como si aún le ardieran en la piel. Pensó en lo que Tzuyu debía estar haciendo en ese momento ¿Lo había disfrutado? ¿Estaría pensando que era una chica fácil? Un momento, se había comportado como una y no le importaba, ahora que lo pensaba mejor. De todas formas, jamás la volvería a ver.
Caminó pensativa y con una sonrisa pícara por un elegante pasillo, adornado por arañas de cristal, cuadros de Picasso y Monet, por ambos lados. Admiró el buen gusto de Taeyeon y recordó algunas conversaciones que habían tenido sobre arte, en las cuales, por cierto, había aprendido mucho sobre el tema. Miraba temerosa a su alrededor, aterrorizada de que alguien (especialmente su jefa), la pescara saliendo del despacho, pero afortunadamente la fiesta estaba muy entretenida en el salón principal, donde la música sonaba estentóreamente, coreada por los cientos de invitados.
— ¡Te estuve buscando por horas! ¿Dónde te habías metido? — inquirió Mina.
— ¡Tengo que contarte algo! — gritó Sana, intentando que su animada amiga la escuchara.
— ¡¿Qué?! — preguntó Mina, con el mismo tono de voz que su amiga. Cuando por fin asumió que se refería a lo que había plagado las redes sociales y las noticias con el encabezado de « Kim WooShik contraerá matrimonio con Rebecca McKane, hija del congresista Tomas McKane, en una ceremonia que promete ser la boda del año » — Lo vi en Twitter — Hizo una mueca con los labios — Lo siento mucho... ¿Quieres hablar de ello? ¿Es eso?
La chica dorada negó con la cabeza, al levantar la mirada vio a lo lejos a Taeyeon, quien levantó una copa y asintió (al parecer), complacida con su presencia. Sana sonrió prieta e hizo también una leve reverencia con la cabeza.
— Hace rato preguntó por ti — la interrumpió Mina — Me la topé en la «estupenda» barra de tragos. Deberías ir a probar uno, por cierto — Señaló hacia el lugar que mencionaba.
El lugar lucía verdaderamente atractivo, con luces de neón y una variedad de frutas y botellas de licores, las cuales eran manipuladas por un fornido chico de piel canela, cuya barba rebajada lo hacía lucir muy sensual. Sana sonrió por lo bajo al pensar en la cantidad de champaña que había consumido esa noche y en lo que había desencadenado su ligera borrachera.
— Me alegra haber venido. Es una gran fiesta... — La rubia suspiró y miró a su amiga. Ésta la escudriñó con la mirada. La notaba algo diferente, con un hermoso brillo en los ojos y moría por saber qué se traía — Pero si tomo una copa más, corro el riesgo de olvidar esta noche... y no quiero que eso pase — Al decirlo, desvió la mirada hacia un rincón y sus miradas se conectaron de nuevo. Su chica misteriosa estaba igual de hermosa como la había conocido, mirándola fijamente, como si le estuviera haciendo el amor con el pensamiento.
Sana sintió que un escalofrío le recorrió la espalda. Mina no entendió por qué su amiga se había quedado callada tan de repente y con la mirada fija hacia ese lugar, pero cuando buscó lo que distraía a la chica dorada, no vio a nadie. Tzuyu ya no estaba, se había perdido entre la multitud.
Ellas regresaron al salón principal justo a tiempo para el conteo tradicional de la llegada del año nuevo. La multitud estaba exultante de felicidad, con sus copas cargadas y sus serpentinas listas para dar la bienvenida al nuevo año.
— Ganaste — Oyó Taeyeon en su oído. Ella sonrió de costado y asintió complacida.
— ¡Sólo faltan cinco minutos! — gritó el D.J. con un redoble de tambores. La multitud estalló en gritos, levantando las manos con la nueva música que sonaba.
— Acepto tu propuesta, Taeyeon. Este año empiezo mi internado en tu empresa — Taeyeon buscó a Sana con la mirada y sonrió de costado — pero tengo una condición.
— Te escucho.
— No quiero que sepan quién soy — Taeyeon puso su típico rostro de «¡Qué tontería!», el cual el noventa por ciento de sus empleados odiaba, pero Tzuyu mantenía su seriedad — Me tratarás como a uno de tus empleados y que sea Sana quien me enseñe todo lo que necesito saber.
— Pensé que ese capricho se te había pasado — mintió. Taeyeon la conocía muy bien para saber que ella seguía perdidamente enamorada de Sana, desde que se lo había mencionado por primera vez, cuando apenas era una niña.
— No es un capricho, Taeyeon. Y esa es mi condición, ¿aceptas? — Tzuyu cruzó los brazos, esperando su respuesta.
Las cornetas empezaron a sonar. Faltaba un minuto para media noche y la mirada de Tzuyu parecía impaciente, pasando la mirada de Taeyeon a Sana repetidas veces. La abeja reina parecía disfrutar de su agonía, pero justo cuando todos empezaron a corear la cuenta regresiva, la miró con esa sonrisa de triunfadora que usualmente tenía cuando cerraba un negocio importante.
— Está bien. Acepto, pero luego no te quejes — Tzuyu solo asintió como respuesta justo cuando el reloj marcó las doce en punto. Ella buscó con la mirada a la chica dorada y suspiró tranquila al ver que brindaba con su amiga, mientras se abrazaban.
Tzuyu recordó la forma en que se sentía el cuerpo desnudo de Sana rodeándola y deseó perderse nuevamente en esa delicada anatomía. Sonrió con picardía al imaginar la cara que pondría la rubia, cuando la viera en la empresa y la que pondría cuando se enterara que debía tenerla como su interna.
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𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮
Fanfiction𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮 - La vida de Minatozaki Sana da un vuelco cuando la empresa millonaria de su padre quiebra. Por suerte, Kim Taeyeon, la millonaria, poderosa y exitosa dueña de "TY Enterprise", se ofrece a pagar sus estudios a cambio de que trabaje para...