CAPITULO 7

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— ¡Sana! ¡Sana! — Escuchó la chica dorada apenas encendió su ordenador. Se miró en el reflejo de las paredes de vidrio y, al ver que todo estaba en orden, continuó hacia la oficina de la abeja reina. Taeyeon hablaba por teléfono cuando llegó, levantó un dedo pidiéndole que espere y apenas cortó, la invitó a sentarse. La abeja reina tenía una extraña y macabra mirada, lo que hizo que sintiera en su cuello un escalofrío.

«Que espere en el recibidor a que la llame», escuchó Sana decir a su jefa antes de cortar.

La rubia se preguntó a quién recibiría luego de ella y miles de posibilidades le vinieron a la mente ¿Será que ya otros se enteraron de la próxima jubilación del viejo Leroy y venían a lo mismo que ella? Debía adelantarse, pero ¡¿Cómo?! La rubia disimuló lo mejor que pudo la intranquilidad que la había embargado y, al parecer lo estaba haciendo muy bien, porque su jefa parecía no sospechar que la incertidumbre y la ansiedad la estaban matando por dentro. Taeyeon revisó una carpeta y luego de leer su contenido, la miró como si supiera algo que ella no. Esa mirada era algo que la joven odiaba.

— Te estarás preguntando por qué te llamé tan temprano — mencionó Taeyeon, uniendo las manos a la altura de su boca. Ella observó a la chica dorada detenidamente, provocando que su corazón se acelerara y luego esbozó una perversa sonrisa — No es común que haga esto — Se puso un poco más seria — pero en pocos meses tendremos una vacante en Negociaciones internacionales — Sana sintió un vuelco en su corazón, pero solo se limitó a asentir en silencio — Eres la primera a quien se lo menciono, porque veo potencial en ti — Taeyeon levantó el mentón y entrecerró los ojos — Espero no haberme equivocado.

— No sé qué decir... — consiguió articular Sana, con los ojos brillosos.

— Pues no digas nada. El puesto aún no es tuyo — Sana odiaba su sarcasmo — Tendrás que demostrarme que lo mereces — La rubia asintió rápidamente. Estaba dispuesta a todo ¿Qué tanto podría pedirle? ¿Que hiciera horas extra? ¿Qué hiciera más de lo que ya hacía? Si eso le daba la oportunidad de hacerse con el puesto, lo haría sin dudarlo.

La chica dorada esperaba de todo, menos lo que estaba por venir. Taeyeon la seguía mirando con insistencia, como si estuviera analizando su reacción.

— Creo que aprendes rápido, pero me gustaría saber qué tan buena eres manejando al personal — Taeyeon levantó una ceja, mientras sonreía — Como bien sabrás, el día de hoy recibimos a los nuevos y muy afortunados internos, y dejé a la más especial para ti — Esa sonrisa la conocía, usualmente la mostraba cuando realmente era un desafío. Sana tragó saliva.

— ¿Especial, en qué sentido...? — preguntó la rubia titubeante.

— Es hija de un buen amigo, así como tu padre y le prometí que la convertiríamos en todo un ejemplo con su pasantía en la empresa. Ella será tu reemplazo si logras que aprenda todo lo que haces para cuando se jubile Leroy — Taeyeon se recostó por el espaldero de su silla acrílica. Pareció pensar en algo, porque se quedó muy callada — Si puedes lograrlo — Se sentó derecha nuevamente — y hacer que renuncie no es una opción — le advirtió a Sana con firmeza — consideraré tu nombre para el puesto.

Sana sintió que era el mejor día de su vida, su corazón palpitaba descontrolado ¿Qué tan difícil podría ser entrenar a su reemplazo? Realmente ella esperaba que la abeja reina se lo pusiera, no sólo difícil, sino imposible, pero empezaba a creer lo que le había mencionado Rosé, que tal vez (sólo tal vez), ella le caía bien a su jefa.

— No tendrá quejas de mi parte, señora Kim. Para cuando llegue ese día — Se refería al día en que deba tomar esa importante decisión — usted tendrá un reemplazo digno en mi lugar. Puede confiar en que pondré todo de mi parte para que esa chica esté a la altura de sus expectativas — Taeyeon sonrió de costado y luego asintió conforme.

𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora