Atada a tí

capítulo 1

cuídate mucho Sam, y no te confíes de gente desconocida, ay mi niña te me vas. Dice mi madre dándome besos en la cara completa sin soltarme.

-ya mamá, deja el melodrama, no es para tanto, solo serán unos añitos que se irán de una vez ya verás. Le digo rodando los ojos ya que mi madre es la mujer más dramática de la faz de la tierra, intentó deshacerme del abrazo oso que me da, para poder abordar el avión.

Sé que irme a una ciudad nueva, será un poco difícil ya que es empezar una nueva etapa de mi vida, donde conlleva independizarme en todos los aspectos, porque no tendré a mi madre ahí que se preocupara porque coma o no, solo seré yo, no negaré que en parte me aterra un poco, pero esto es parte de crecer y crear mi propio destino.

Una vez que abordo el avión, me dispongo a ponerme unos audífonos, tomarme una pastilla para dormir y acomodar lo más que puedo mi asiento, para tomar una siesta durante el vuelo.

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Al dirigirme al área de espera me encuentro a Laura, (amiga mía desde de la infancia) con un cárter con mi nombre, el cual se encuentra inverso, en fin, Laura siendo Laura.

Samantha: hola nena, por cierto, mi nombre está al revés. Le digo sonriendo, abrazándola por detrás.

Laura: Sam, more que bueno, que llegas, ¿Cómo estuvo el viaje? Me imagino que estresante. Me dice abrazándome y caminando conmigo hacia la salida.

Laura más que mi amiga, es mi hermana, me acuerdo cuando la conocí, era una chica tímida, y ese día en la secundaria la encontré siendo molestada por unos niños más grandes que ella, ese día le di unos madrazos a cada uno de ellos, claro está que no me libré de ir a la dirección, ni mucho menos del regaño de mi madre al ser llamada por el rector, por mi indisciplina, luego de ahí no me volví a separar de ella, hasta que tuvo que mudarse hacia acá, por cuestiones del negocio de su padre.

Laura: por cierto chica hoy es noche de fiesta, hay que celebrar que estamos juntas de nuevo.

Sam: Laura sabes que no me gustan las fiesta ni nada que tenga que ver con mucha gente sudorosa y borrachas alrededor mío. Le digo mientras avanzamos a la salida.

Laura: lo sé por eso será en un lugar tranquilo y sin mucha gente, veras que te vas a divertir. 

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Ese día en la noche

Samantha: me dijiste que iba ser un lugar tranquilo, no esto

Laura: te tuve que mentir o si no, no vieras venido Sam, te conozco y sé que vieras preferido quedarte en casa a ver películas de infante con un tarro de helado, desparramada en el sofá que, a venir conmigo a divertirnos un poco, ven. Me toma de la mano y nos dirigimos al principio de la larga fila que se encuentra detrás de mí a donde se encuentra el seguridad que está dando pase. Al ver a Laura solo le da un asentimiento de cabeza y descuelga la tira para dejarnos pasar.

Laura: Gracias Eliot, dice guiñandole un ojo.

Al entrar, hay mucha gente pegada y sudada en la pista bailando al son de la música, la cual es tan fuerte que siento las vibraciones en mi pecho, unas luces fosforescentes que casi no te dejan ver nada. Laura me toma de la mano para arrastrarme por medio de todas estas gentes y acercarnos a un grupo de jóvenes, que levantan las manos.

Laura: hola chicos, les presento a mi amiga Sam, dice al llegar al grupos; Sam ellos son Caleb, me señala a un chico peli castaño, con piercing en la ceja izquierda y ojos negro, cal, me indica un chico que está en el lado izquierdo de Caleb, puro músculos y orejas perforada, más un tatuaje en su cuello lado derecho y por ultimo mi chico Eliat, me dice mientras se sienta y besa como si no hubiera un mañana al nombrado, en el cual solo pude ver que está lleno de tatuajes, creo que no tiene lugar en su cuerpo que no esté cubierto de tinta.

Luego de estar un rato sentada bebiendo, me siento un poco mareada, así que tomo la mano de Laura y la llevo a la pista de baile, donde suena un reggaeton muy movido, así que comienzo a menear mis caderas al ritmo de la música, me siento eufórica, y quiero seguir bailando, cuando volteo a mi derecha no encuentro a Laura, solo siento un pinchazo en mi nuca y empiezo a ver todo borroso, hasta que siento caer en brazos de alguien y perder la conciencia.