El Aeropuerto

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-¿Cómo se escribe eso?- me pregunta Sebastián riendo.
-Por décima vez- ruedo los ojos y sonrío - M o n t p e l l i e r.
-Okay, okay, ya entendí.- me abraza por detrás y me planta un beso en la mejilla. -¿Por qué los franceses se complican tanto para escribir? Debería escribirse como suena: Monpelié.
-Ay Dios mío, Alarcón. Así nunca va a mejorar tu ortografía.- ahora soy yo quien se ríe.
-Lo sé. Pero ¿qué te digo? Ya no tengo remedio.
Me volteo para ver sus ojos; me encantan. Son color café claro, pero con el sol parecen más bien verdes. Enredo mis dedos en los suaves rizos oscuros de su nuca y me pongo de puntillas para besarlo. Amo a este chico. Suspira cuando nuestros labios se separan.
-Me vas a hacer mucha falta- junta su frente con la mía. -Siento que los seis meses se me van a hacer eternos.
-Tranquilo- cierro los ojos -Estaré de vuelta antes de lo que piensas.
-Eso espero.
-¿Me ayudarás a hacer la maleta?
-Obviamente. Tengo que revisar que no lleves ropa muy sexy para que no conquistes a nadie.- dice asintiendo.
-Uf, le quitas toda la diversión al intercambio.- mi tono es sarcástico.
-Lo sé, lamento ser aguafiestas, pero eres demasiado bonita como para que no se fijen en ti.
Me sonrojo. Mi novio es muy lindo. En el año que llevamos juntos me ha sacado un sinfín de sonrisas soltando comentarios como el anterior espontáneamente.
-Tranquilo, sabes que yo sólo tengo ojos para ti.- le sonrío y lo beso de nuevo. -¿Vamos por tacos?
-Vamos, muero de hambre.

-Hola ma.- saludo a mi mamá cuando entro a mi casa.
-Hola mi amor, ¿cómo te fue?
-Súper. ¿Y a ti?
-También. Fui con tu hermano al centro comercial y vimos una maleta que tal vez te compremos para Francia. Es ultra ligera, muy grande y tiene el 40% de descuento.
-Genial, porque sí voy a necesitar mucho espacio.
-Lo sé. ¿Ya tienes toda tu ropa lista? Porque si el avión sale a las 12 el viernes quiero que la maleta esté lista el jueves.
-Sí, ya tengo todo. Sólo faltan cuatro días y todavía no me hago a la idea de que voy a vivir en Francia seis meses.
-Estás creciendo mucho.- una lágrima comenzó a asomarse en el ojo de mi mamá. -Pero bueno, ¿ya enviaste los documentos que faltaban?
-No, de hecho eso iba a hacer ahora mismo.
-Está bien, acuérdate de enviar también la copia del pasaporte.
-Sí.- digo saliendo de su habitación. De camino a mi recámara veo a mi hermano jugando videojuegos de fútbol en la sala de televisión.
-Hola.- lo saludo.
-Hola- dice pausando su juego. -¿Y Sebastián?
-Ya se fue, sólo vino a dejarme porque tenía cosas que hacer en su casa, pero te manda saludos.
-Gracias. Dile que aquí lo espero para jugar juntos.
-Sí Dan- se me escapa un sonrisa. A sus 15 años mi hermano sigue siendo un niño pequeño a veces. -Yo le digo.
Él asiente muy serio y vuelve los ojos a la pantalla para reanudar el juego.
Llego a mi habitación y enciendo mi laptop. Son demasiados documentos por enviar, y además le mentí a mi mamá: todavía no he preparado la ropa que quiero llevarme para mi semestre en el extranjero. El tiempo se viene encima, pero aún no siento realmente que en cuatro días estaré viviendo en Europa. Montpellier es una pequeña ciudad al sur de Francia que, según tengo entendido, cuenta con muchísimos estudiantes internacionales que constituyen un gran porcentaje de su población. Estoy emocionada, pero a la vez nerviosa; es decir, voy a vivir seis meses en otro continente, sin mis papás, con un idioma que no domino completamente, y lo peor: voy a estar separada de Sebastián. Gracias a Dios que existen las redes sociales, así podremos mantenernos en contacto casi todo el tiempo, pero no va a ser lo mismo. Me preocupa que nuestra relación se vaya a la basura por la distancia. No tengo miedo de que él me engañe ni nada por el estilo, pero a veces siento que él depende mucho de mí, y no sé si seamos lo suficientemente fuertes para sobrellevar el intercambio.

Los días vuelan y por fin es viernes.
-¿Segura que revisaste tu lista?
-Sí mamá. Tranquila, llevo todo.
-Literalmente llevas todo- dice papá subiendo la maleta al auto. -Esta maleta pesa más que yo.
-Bueno, es normal, me voy seis meses papá, no dos días.
-Lo sé, pequeña.- besa mi frente. -Perfecto, ya está todo. Vámonos ya, no queremos llegar tarde al aeropuerto.

C'est la VieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora