Capitulo 4: Travesuras

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Unas travesuras infantiles estaban haciendo Amity y Luz, una guerra de almohadas. Era muy de noche en el cuarto de la humana. Mientras las chicas reían por esta tonteria de la pijamada, Hunter leía un libro tomando sangre de manzana que Luz había sacado anteriormente de la heladera.

Prefería concentrarse en la lectura del apasionante libro del escritor Wittebane, alguien desconocido para él, jamás escucho ese apellido en todas las Islas.

Las chicas bebieron mucho del lícor de Eda, estaban agitadas saltando en la cama con unas sonrisas bobas. Tan felices que gritaban.

Hooty tenía prohíbido pasar por órdenes de Eda. Se moría del aburrimiento y sin saber el porqué del alboroto femenino.

La dama búho y King se tapaban bien los oídos por los gritos, tuvieron que  beber una poción de sueño rápido.

En la mesita de luz había una bandeja vacia, sólo con vasos sucios de las últimas gotas de sangre de manzana y migas de los sandwiches que armó la joven dominicana para compartir.

Hace unas horas atrás se pusieron a ver una pelicula de terror, Luz estaba fascinada por los efectos, que no pestañaba en cada escena del crimen, muy diferente para Amity que tenía miedo. Y Hunter no la vio porque se mantuvo ocupado en leer el libro de glifos.

Luego de la pelicula, Amity y Luz contaban chismes de Hexside mientras dibujaban Azura. Hunter no se metió en la conversación, se quedo leyendo en ese momento pasando página tras página.

Amity el piso se mueve...-dijo Luz al acostarse en la cama, se soba los ojos con delicadeza y su novia bruja se sienta despacio.

También lo veo yo, Luzura -dijo Amity recostándose al lado de la humana, se miran por un rato y ríen por lo bajo.

Hunter alza la mirada porque ya no hay movimientos exaltados ni locos por parte de ellas. Se queda en su lugar, sentado sobre unas almohadas en el suelo.

Amity eres un ángel -dijo la morena al acariciar la oreja de la bruja, se ruborizan a mil sintiendo las molestas mariposas en sus estómagos.

No, tú eres mi ángel -contradijó la chica teñida de lila con una bella sonrisa.

Batatita...my Hecate...mi Algodón de azúcar -decía Luz acercándose más a Amity y se besan.

El brujo se cubre el rostro con el libro, detestaba ver los besos que se daban entre ellas. Baja de a poco el libro para confirmar si terminaron de besarse y no es cierto.

Ah...Amity contrólate que esta Hunter -susurró Luz acortando los besos dulces de su novia bruja.

Él esta leyendo...anda bésame -pidió juguetona al conectar sus labios en los de Luz, se abrazan en el acto y se separan un poco por la insistencia de la joven Noceda que notaba que su brujo se reserva. Ambas se enderezan en la cama viendo al chico oculto por el libro.

Bueno...un poco nomás -accedió a corresponder los besos de Amity y ríen juntas.

Hunter no aguanto más, se paró y camina hasta la cama de Luz, empuja a Amity. Sorprendiendo a las chicas, porque en seguida agarra de los hombros a Luz y la besa.

La joven Bligth mira el suceso.

El beso era fugaz y sentencioso, quería atraparla, demostrarle que la puede amar con intensidad. Luz no se desprende del sútil agarre, se apega a él y le corresponde los besos encadenados.

Despertó pasión y encanto.

El brujo se aferra de ella, llevando una mano en la nuca de la humana y la otra en su cadera. Luz lo abraza por la espalda y caen en la cama, jadean por la falta de aire, se apresuraron en besarse y Amity se enoja dando un gruñido.

Bligth no se alteré, será un rato a menos que mi Humana Salvaje reclame mis besos ¿Lo quiéres, Luz? -dijo con arrogancia al esparcir besos por el cuello de la morena, y le muerde suavemente el lóbulo de la oreja.

Ahora las risas eran por Hunter y Luz, Amity guarda silencio.

Goldy... my Gold boy...Estrellita dorada -decía muy coqueta la morena guiñando el ojo a su novio brujo.

Mi Ladrona asalta barcos...Lucecita...my Singy Bird -susurró en el oído de Luz, haciendo que ella este más ruborizada que antes, Hunter esta encima de su humana y la caza rozando sus labios raspados en los de su amada novia.

Más tarde los tres se duermen, Hunter es el último en dormirse porque se acostumbró a quedarse despierto en las madrugadas por las misiones que le daba su tío. Acomoda a su novia humana y lamentablemente a su rival amoroso en la cama, las tapa con las sábanas y luego se acuesta.
Se acurruca en el pecho de Luz y cierra los ojos.

Mañana Eda los matará por el desorden.

Uno más dos son tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora