One shots//Miles 42//

One shot #2

El Merodeador y Su Interés Por Tí.

Tengo la mirada fija en el computador, leo las noticias con mucha atención mientras como un poco de nachos.

Es tarde en la noche, el sonido de los grillos hacen eco en toda la casa, trato de ignorarlos concentrandome en el texto frente a mí.

"¿Quién es este chico y qué quiere de nosotros?" "¿Es acaso amigo o enemigo?"  "Elimina la violencia de las calles con más violencia... ¿Eso lo hace un villano?"

El artículo contiene bastantes especulaciones...básicas si me lo preguntas, pero no puedo negar que siento pánico solo de pensar en ese "merodeador". Hace unas semanas me salvó en un callejón de unos tontos borrachos, desde entonces, no he parado de investigar sobre él y ver si encuentro algo que me ayude a encontrarlo, pero no he hecho más que perder el tiempo.

Nadie sabe cómo se llama o dónde se encuentra, solo saben que es un adolescente bastante arriesgado.

Suspiro con cansancio, cierro la laptop y me levanto, muero de sueño.

Miles no contesta mis mensajes, lo último que hablamos fue sobre un álbum que se agotó, uno que realmente quería, luego se desconectó y no me respondió más.

Me tiro a la cama cerrando los ojos, hoy fue un día bastante pesado, dormir me hará bien. Entro en un trance entre estar dormida y estar despierta, estoy algo conciente pero no lo suficiente para poder moverme o reaccionar bien, escucho un golpe y reacciono un poco tarde sentándome rápidamente en la cama.

—No grites.-Habló una voz muy grave, como si tuviese un filtro de voz.

Quedo petrificada al ver al antihéroe parado frente a mí, claro que quiero gritar, siento escalofríos subiendo por mi espalda.

—Eres tú...

Susurro acomodando mi postura, no dice nada, solo está ahí, mirándome fijamente, es aterrador, observo con cuidado sus movimientos y veo como saca algo de su larga chaqueta negra y me lo entrega.

—¿Qué es esto? -Acepto su extraño regalo, al abrirlo veo el álbum que, hace unas horas se encontraba sould out en todas las páginas, siento mi sonrisa agrandarse aún con algo de temor del chico que está frente a mí.

—Un amigo me dijo que te lo trajera.

Inmediatamente me paralizo.

—¿Conoces a Miles?

—No digo nombres de nadie.

Se acerca lentamente a mi cuerpo, con la mano contraria a la mecánica, acaricia mi cabeza con lentitud, tiemblo al sentir su contacto. Veo como se aleja y está dispuesto a irse, hablo sin pensar.

—¡Espera!

Voltea levemente su cuerpo, me mira fijamente esperando a que hable, trago saliva nerviosa y acomodo el cabello que entorpece mi mirada.

—¿Quién eres?

—El merodeador.

—¿Nos volveremos a ver?

—Mantente lejos de mí niña.

Se fue...