Extra: Gojō Satoru

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NOTA: Este extra es continuación del escenario de Satoru llamado "Un Amor Maldito", y tienes spoiler del capítulo 236 del manga, leer bajo su propia responsabilidad.

Gojō Satoru siempre había sido alguien competitivo, le gustaba reírse en la cara de sus oponentes, no importara quien, le hacía sentir seguro y gozaba del odio que leía en los ojos ajenos ante una burla que no eran capaces de tolerar, Gojō disfrut...

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Gojō Satoru siempre había sido alguien competitivo, le gustaba reírse en la cara de sus oponentes, no importara quien, le hacía sentir seguro y gozaba del odio que leía en los ojos ajenos ante una burla que no eran capaces de tolerar, Gojō disfrutaba de llevar a sus enemigos hasta el límite y dejarlos caer en el abismo, para al final, alardear de sus propios logros, sobre todo frente a sus estudiantes, porque a pesar de que ante las miradas fuera solo un egocéntrico, ganar motivaba a su alumnos, les daba la fuerza moral que necesitaban.

Cuando había salido de la caja confinadora lo había hecho, se había enfrentado al Getō... O al menos a su cuerpo, porque, aunque su amigo lo hubiese abandonado cuando tenían diecisiete años, Satoru sabía que ese de ahí solo era un recipiente vacío, para Satoru, su amigo había fallecido un veinticuatro de diciembre del año anterior, él lo había visto morir, así que no tenía miedo en golpear ese cuerpo que había sido usurpado por un imbécil.

Había prometido dar lo mejor de él, Utahime le había potenciado sus habilitadas y Gakuganji había estado a sus espaldas, sabía que sus alumnos lo estaban observando, y aunque en ocasiones se sintió desesperado, eso no le impidió seguir burlándose de los demás.

Reírse enfrente del Rey de las Maldiciones era malditamente gratificante.

Había peleado hasta las últimas consecuencias, aún con Mahoraga, Gojō había logrado recuperarse, había sanado su brazo, había herido de gravedad a Sukuna, había arriesgado su propia vida con tal de ganar, aunque una parte de él se lamentaba mucho por golpear el cuerpo del niño que había cuidado desde pequeño, Satoru no tenía más opción que asesinarlo, había estado dispuesto a hacerlo con Yūji, el hecho de que conociera de más años a Megumi no cambiaba las cosas.

Se río frente a Sukuna cuando lo vio sostener de un edificio en ruinas, con la mitad del rostro deshecho y sin un brazo, sin tener si quiera la fuerza para ocupar la energía inversa y sanarse, lo había apostado todo cuando lanzó ese último púrpura, sus labios habían esbozado una sonrisa ante la inminente victoria, no sentía dolor y solo conocía el gozo de haber ganado.

Y tal vez aquello solo se debía a la euforia y adrenalina del momento, porque Gojō ni siquiera había sentido cuando la mitad superior de su cuerpo cayó al suelo, de repente, ya no tenía enfrente a Sukuna, solo podía observar el cielo sobre él, ¿por qué no podía moverse? Oh, seguramente aquello era por el cansancio, eso debía ser, la batalla había durado mucho y su cerebro, aunque lo había enfriado con el black flash, no creía que estuviera en tan bien estado, al menos eso fue lo que pensó.

Fue un solo parpadeo, no tenía intenciones de quedarse dormido, pero cuando abrió los ojos, el panorama frente a él cambió.

No traía la ropa que había utilizado durante el combate, en su lugar, traía su antiguo uniforme escolar y los anteojos negros que le habías regalado estaban casi sobre la punta de su nariz.

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