Gojō Satoru

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Desde pequeña te habían criado para ser la mujer perfecta, una mujer que supiera hacer las labores de la casa, pero que también supiera defenderse, una mujer que alzara la voz, pero que fuera complaciente, pero por sobre todas las cosas, que demos...

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Desde pequeña te habían criado para ser la mujer perfecta, una mujer que supiera hacer las labores de la casa, pero que también supiera defenderse, una mujer que alzara la voz, pero que fuera complaciente, pero por sobre todas las cosas, que demostrara su valía como la futura esposa en la que te convertirías.

Aunque era cansado seguir todo aquello, en realidad, tampoco te quejabas mucho, eras competitiva y te gustaba ser buena en todo y cada cosa que pedían, en lugar de verlo como una carga más, lo veías como un reto por cumplir, haciéndolo con el único objetivo de poder callar las bocas que hablaban a tus espaldas proclamando que no lo lograrías, que solo eras una moneda de cambio y que eras un defecto más dentro de tu familia.

Estabas tan desesperada por conseguir alguna aprobación, por querer demostrar que tu existencia valía la pena, que cuando el clan Gojō propuso un matrimonio entre su hijo primogénito y contigo, sentiste que todos tus esfuerzos habían valido la pena y que está, por fin, era tu recompensa.

La existencia de Gojō Satoru no solo había cambiado el mundo de la hechicería, también lo había hecho con tu vida.

Cuando lo conociste, no pareció ser más que un niño que había nacido con la dicha de heredar los Seis Ojos y el Infinito, dos cosas que si de por si ya valían la pena por separado, juntas eran un tesoro por completo, sin embargo, más allá de eso, Satoru era una persona rebelde, era alguien que te arrastraba a planes completamente absurdos y que terminaban con reprimendas por parte de tu familia al no mantener la compostura como una esposa debía hacer, pero en aquel entonces solo eras una niña, ¿por qué no podías jugar con él? El compromiso aún no se hacía oficial, ¿por qué debías actuar como una esposa y no como una niña?

Durante años, lo único que habías conocido era el odio, lo que era competir por ganarse un lugar donde no eras querida ni valorada, conocías de golpes y gritos, pero nunca habías sentido la calidez de un abrazo, de alguna palabra que reconfortara tu pobre y roto corazón, y fue ahí cuando apareció Satoru, cuando limpió tus lágrimas y te prometió estar siempre contigo, él nunca lo supo, pero con su simple compañía, empezó a poner curitas alrededor de tu corazón infantil y lastimado.

Gojō Satoru estaba arreglando algo que él no había roto.

No había sido muy difícil enamorarse de él, con sus buenos tratos, sus bromas que a veces hacía solo con la intención de hacerte reír, él había sido quien te había enseñado que el mundo de la hechicería no era tan malo, por lo menos dentro de la escuela solo eras una joven más que estaba aprendiendo como todos los demás, Satoru había sido una salida directa a una felicidad que parecía brindarte a manos llenas.

Pero como todo lo bueno en esta vida, nunca dura demasiado.

Pero como todo lo bueno en esta vida, nunca dura demasiado

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Jujutsu Kaisen | EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora