Chico Travieso
Beomgyu sufrirá las consecuencias de desobedecer a su Amo Taehyun, quien tiene un regalo muy excitante para él.
Son casi las doce de la noche y estoy esperando que Taehyun llegue a casa. Me parece muy injusto que tenga que trabajar hasta tan tarde en la noche de Navidad.
—Es necesario, Beomgyu.— me ha dicho en más de una ocasión entre besos —Para que la empresa siga adelante y podamos tener esta vida tan buena, hay que hacer sacrificios.
Y es cierto que vivimos en una hermoso apartamento con todas los lujos imaginados. Pero a mi eso poco me importa. Lo único que yo necesito para ser feliz es a mi novio, mi Taehyun.
Mi Amo.
Ahora estoy arrodillado en el piso de nuestro dormitorio completamente desnudo, esperando que llegue. Las cosquillas invaden mi estómago de tan solo pensar lo que mi Amo tiene planeado para mí esta noche. Cuando escucho la puerta de nuestro apartamento abrirse, la polla se me pone dura al instante. Escucho sus pasos acercarse al dormitorio y mi corazón late como un tambor dentro de mi pecho.
Entra a nuestro dormitorio y me estremezco de solo verlo; con su chaqueta de corte impecable que resalta sus anchos hombros y los pantalones que muestran sus muslos torneados. Lleva la corbata un poco suelta, pero el gris de la tela combina con el de sus ojos. Una sonrisa irresistible se curva en sus labios al verme desnudo, esperando por él con todas mis ansias.
—Vaya, vaya...— dice con su voz ronca mientras cierra la puerta. Afuera está frío y oscuro, pero nuestro dormitorio es cálido y cómodo. —¿Has estado esperándome, mi pequeño esclavo?
—Por supuesto, Amo— le respondo, obediente como a él le gusta.
Taehyun se quita su chaqueta de esa manera tan sexy propia de él, y la arroja sobre un mueble. Se quita la corbata también, luego de depositar en el piso la bolsa que trae en la mano derecha. Una bolsa de papel con un gran moño rojo. Me pregunto qué curiosidad qué hay allí. Pero mi atención rápidamente vuelve hacia él, mientras se inclina un poco para besar mis labios. Amo el sabor de su boca, y dejo que me muerda el labio inferior, mostrando su dominancia sobre mi.