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Gran Premio de Mónaco 2026 Sábado de clasificación
— Buen día Chequito.
Sergio dejó de saludar al público a lo lejos con una sonrisa, girando su atención a su joven compatriota, quien tenía otro sombrero de vaquero en la cabeza.
— Buen...— El mexicano tomó la barbilla de Pato, levantándola un poco mientras fruncía el ceño.— ¿A quién te chingaste cabrón?
— ¿Qué?— El regio frunció el ceño, tocando el área maquillada de su cuello, mirando hacia todos lados, antes de hablar de manera preocupada.— ¿Cómo... cómo fregados sabes que estoy maquillado wey? Me tarde 2 horas en difuminar.
— Se aplica corrector de color, luego el normal y después la base, todo difuminado con la beauty blender.— Explicó tratando de corregir con su dedo el maquillaje mal difuminado en la marca rosada del cuello de su amigo.— Además de que tú eres joven, patito de hule, yo ya llevo dos divorcios y no me quede sentado el tiempo que estuve casado.
— Iugh eres como un hermano mayor y dices tus cochinadas.— Se quejó con una expresión asqueada, haciendo una mueca mientras Checo trataba de arreglar su desastre con una sonrisa.
— Oh vamos, ¿Tu y Mick se divirtieron?
Pato abrió los ojos de más, su expresión asustada provocó una carcajada del mexicano más grande.
— Déjame adivinar, ¿George?
— Sip
— Hijo de la chingada.
— Bienvenido a la parrilla guapo, si te montas a alguien, nuestro Jorge el curioso siempre se enterará.— Murmuró palmeando el hombro del piloto más joven.
— Mick me montó a mi y si ese wey le sigue de curioso voy...
— ¿Podrías ser menos ruidoso?— El rubio mencionado le soltó un golpe en la nuca. Pato se giró a él, abrazándolo rápidamente con una mueca de perrito lastimado.
— Auch, perdón mi amor.— Se disculpó con una mirada melosa, girándose hacia Sergio con molestia.— ¿Estaba atrás de mi cuando preguntaste verdad? Cabrón.
— Cuídalo bien o te rompo la madre Patricio.— Le sonrió mientras abrazaba a Mick, quien se reía de su novio.
— Si mamá.
— Y usen condón.— Agregó Checo.
— Tampoco actúes tanto de mamá por favor, con mi papá ya tuve suficiente y créeme que escuchar también a Sebastian hablar de experiencias sexuales fue mi límite.— Murmuró Mick cerrando los ojos, recordando la incómoda conversación de su padre y Sebastian.
