CAPITULO I

241 35 3
                                    


"¿D-Disculpa?" tartamudeó Jungkook.

Sus ojos se abrieron como platos mientras miraba al alfa que tenía enfrente, sentado ante el lujoso escritorio de roble. Seguramente no había oído bien. Bajo ningún concepto...

- "Ya me has oído,"

murmuró. Su intensa mirada ámbar se clavó en la suya con expresión inquietante. "No lo diré dos veces." Jungkook le miró boquiabierto, demasiado aturdido para hablar. No podía creer lo que estaba oyendo, no podía creer que ese hombre, Kim Taehyung, estuviese sugiriendo-mejor dicho, exigiendo- semejante cosa. En cualquier otra situación su respuesta habría sido un "si" rotundo. Bajo estas circunstancias su orgullo sólo le permitía decir... "No."

Sacudió la cabeza, tragando bruscamente al mirarlo. "No me utilizarás de esa manera, Taehyung. No puedo creer que te atrevas siquiera a sugerirlo," susurró. El mencionado arqueó las cejas, pero, por lo demás, permaneció tranquilo e impasible. Su mirada arrogante recorrió todo su cuerpo de arriba a abajo, desnudándole. Esto era demasiado teniendo en cuenta que había pensado que tendrían un encuentro improvisado, pensó. La manera en que él intentaba dominar la situación no tenía nada de improvisado. Apretó los dientes con fuerza pensando que el muy bastardo probablemente estaría disfrutando un montón con su incomodidad. ¿Pero, acaso podía culparlo? Si las circunstancias fueran a la inversa, no sabría cómo lo trataría. Kim Taehyung, suspiró. El alfa que había protagonizado más sueños húmedos durante su adolescencia de los que podría recordar, finalmente se había fijado en él como omega. Tenía veintisiete años y había esperado mucho, mucho tiempo para que este momento se hiciese realidad. Pero ahora que había llegado, malhumoradamente, tenía que rechazarlo.

Se percató de la ironía. A sus treinta y cinco años estaba quizás aún más guapo que la primera vez que le había puesto la vista encima a sus trece años. Se había enamorado instantáneamente de él, un hombre de veintiún años. Pero no había necesitado una gran experiencia social para darse cuenta de que esta atracción era y sería siempre unilateral. Los alfas con el aspecto de Taehyung no se conformaban con omegas como Jungkook. Ni siquiera si ese omega era el hijo del hombre más rico de Seúl, Sur Corea. Jungkook creía que se conservaba bastante bien. Tenía una cara exótica y bonita, los ojos azabaches voluminosos y con un brillo bastante peculiar, los labios perfectamente cuidados, una sonrisa alegre, largos mechones azabaches adornando su rostro, y un cuerpo ejercitado.

Pero nunca había estado tan delgado ni femenino como aquellos omegas vanidosos que siempre frecuentaban su círculo social, ni siquiera en sus mejores momentos, y también era cierto que nunca había sido particularmente coqueto y sumiso. Si había una cosa que Jungkook había aprendido relacionándose desde niño con la crème de la crème de la sociedad, era que los alfas atractivos y poderosos deseaban omegas trofeo, hermosos, demasiado femeninos y esqueléticos, siguiendo este patrón tanto para omegas hombres como mujeres. Deseaban omegas que comieran ensalada y bebieran agua mineral y que se creyesen que eso era una comida, no un chico que comía filetes y patatas al horno (rebosantes de mantequilla y nata, por supuesto), bebía refrescos con azúcar, y gozaba de todo esto sin el más mínimo remordimiento. Omegas con extremidades lo bastante largas como para abarcar el tronco de un árbol, no alguien con piernas más trabajadas y muslos voluminosos. Suspiró. Estaba claro que nunca sería exquisitamente femenino.

"Haz lo que tengas que hacer,"

Pronunció el menor en voz baja mientras salía de sus pensamientos y se levantaba de la silla. Sus palmas sudorosas se deslizaron nerviosamente por la parte delantera de sus vaqueros de marca mientras sus ojos rehuían su mirada. No sería la puta de ningún alfa-ni siquiera del único que siempre había deseado realmente.

⌒ ✶ PECADOS PATERNOS 𖥨 TAEKOOK ADAPTACION.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora