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El basto mundo es increíble, las montañas los rios, las frutas y su sabor, era como un paraíso.
Flower fruit mountain era el hogar de los monos y su rey, el Sol, destacando la energía del lugar que se debía a él.
El Sol que brillaba encima de todos y les indicaba la hora y brindaba calor necesario para vivir, pero incluso algo tan grandioso tiene una contra parte y esa era la Luna.
Six-eared macaque. La luna del lugar, cuidando de los animales en la noche y deleitando al peli rojo con sus historias tan creativas y bastas como las nubes en el cielo, el alma apacible de Macaque y su tranquilidad determinante era lo opuesto a la energía y alegría desenfrenada de Wukong.

Podemos describir el momento en que se conocieron con una sola palabra. Magia. Cuando ambos de toparon tuvieron un susto, ninguno de los dos se comunicaba más que con señas y leves sonidos las primeras palabras que entablaron fueron después de que Wukong hubiera ido donde los humanos y solo fue un simple "hola", esa palabra que comenzaron a usar para poder entonar más tarde palabras más letradas y conjugadas.
Siempre fue un recuerdo lleno de luz y magia, las risas de ambos intentando hablar era la música de la montaña detrás de sus doradas puestas de sol y sus blancas noches adornadas con estrellas, dulces para los ojos de ambos monos.

Un ying y yang complementados, ambos tenían una amistad preciosa, no sería posible ver a uno sin el otro y a dónde iba el primero lo secundaba el otro, el Sol no era visto sin su Luna en ningún momento más que cuando de adentraba a los pueblos humanos trayendo cosas nuevas o aprendiendo a hablar.
Claro está que tenía preferencia por cuidar de su amigo.
Incluso en las acciones más descabelladas, y era por ello que, cuando la hermandad se mudó a la montaña, Macaque solo reprochaba haciendo pucheros.
Nunca se opuso totalmente contra de los deseos de Wukong, en realidad apreciaba el echo de que el lo añadiera a sus planes y lo tuviera presente, incluso si Peng podía llegar a ser un dolor en el culo para el menor.
Había comenzando a tener una sensación en el pecho, cada sonrisa y carcajada alado de su entrañable amigo era sinónimo de un dolor en el pecho, no molesto pero si constante. No obstante decidió guardarse ese secreto, el miedo a las represalias por parte de Wukong era de menos si pensamos que el pequeño macaco podía escuchar su propio corazón. Rubatosis tal vez.
Simplemente le parecía curioso.

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- Bienvenido de nuevo "su majestad.-

- Oh vamos, deja los títulos Macaque, toma, come un durazno.-

Tomo la fruta y la miro, suspiro y lo volteo a ver, esa sonrisa y esos ojos eran un amanecer, un total espectáculo a la vista para el, comprendía que la belleza de su amigo no era invisible pero, ¿era normal acaso admirar de tal modo a quien se supone que es tu amigo?, no habían tenido contacto real con este tipo de emociones, usualmente siempre era una rutina que no dejaba cabida a otras actividades que apoyen el desarrollo pleno de estás expresiones de pensar. Así pues, recurriría a alguien ávido de pensamiento y sabio de hablar, su hermano jurado Yellow Tusk, quien meditaba junto a él, surgió la necesidad y la urgencia de desahogar sus pensamientos y ansiedades las cuales fueron escucharás con atención.

- Me es difícil comprender este tipo de..sentir, casi como si me estuviera matando desde adentro, siento algo en mi pecho y pulmones, cada vez es difícil respirar correctamente e incluso llegó a tener problemas en mi actuar, casi siempre soy tranquilo y reservado pero Wukong saca a relucir partes de mi que no había pensado que existían..-

El mayor soltó una risa pequeña y apoyo una mano en su hombro, asintiendo y reflexionando con un suspiro, continúo con su consejo.

- Amor. Joven seis orejas, estás entrando en el campo más inospito del pensamiento y sentir. Puede ser muy gratificante para algunos sentirlo y es completamente natural que suceda esto, te invito a reflexionar un momento, dimelo con sinceridad, ¿Desde cuándo estás notando este sentir en tú mente y cuerpo? -

Bajo la cabeza, tratando de recordar la primera vez que lo notó, sus orejas de movieron con molestia.

- Hubo una vez..en que él me atrapó en una caída que pudo ser fatal, supongo yo, desde ese momento. El prometió algo y de manera instantánea, mi pulso se aceleró, lo escuché claramente. Creí que moriría. -

El mayor comprendió y volvió a sentir con esa expresión serena que lo caracteriza tanto.

- Es amor sin duda, quizá el más inocente que he escuchado. Pero solo hay un problema joven seis orejas..-

- ¿Cuál sería? -

- Tú no eres una chica. -

Aquella sentencia resonó en su cabeza cuál ecos de una campanada, no concebía lo que había dicho.
¿Por qué sería un impedimento eso?, reflexionó en su posición mientras el otro se levantaba y se marchaba en silencio dejando al joven mono desconcertado. ¿Era importante ser una mujer para poder amar?

Tomo la desición de hablarlo con Azure, él, que había estado cerca de humanos podría quizás tener la clave de su curiosidad que no había más que dirigirlo a su perdición; una vez ha escuchado la pequeña risa del león, bufó y espero la respuesta pacientemente.

- No considero ser un experto sobre el tema, pequeño -

Poso sus manos en su arma de nuevo y comenzó a limpiarla

- Sin embargo, de lo poco que he podido apreciar puedo decir que las uniones amorosas casi siempre son entre una fémina y un varón, no he visto algo diferencial de eso. -

Murmuró con cautela mientras veía las orejas de Macaque aletear con inquietud, ansiedad, tal vez miedo que comenzaba a carcomer la cabeza desde su corazón, la raíz del mal ya había sido plantada y solo estaba comenzando a germinar de manera alarmante, se retiró no sin antes agradecer la ayuda e irse a otro lado, vagando entre pensamientos, los monos de la montaña lo siguieron y el no objeto, incluso les dejo subir a él como acostumbraban los pequeños.

Suspiro y se sentó solo bajo un árbol en el punto alto de la montaña, comenzó a meditar y entre más lo hacía otro sentimiento inundó su cabeza de pensamientos tortuosos y algo alarmantes. Su pecho comenzó a doler de manera estrepitosa y un suspiro ahogo sus pulmones, la pedazos abundó en su cuerpo haciéndole imposible poder mover su cabeza a otro lado que no fuera al suelo, continúo así hasta la noche, debería haber movido un músculo pero sus ojos pesaban y no quería moverse, termino recostado en el suave pasto y se acuno a si mismo enrollandose con su cola, mirando la luna a punto de volver a comenzar su ciclo de desaparecer pues estaba en sus últimas fases.

La preocupación de sus hermanos jurados no se disparó enseguida e incluso Peng tuvo coraje de decir que el cobarde se había ido para no volver, esto alarmó un poco a Sun Wukong el cual no tardo en salir a buscarlo una vez culminada la cena que cabe mencionar fue aburrida para el resto, el mono no contó historias ni les hizo reír, solamente miraba la silla vacía.

¿Dónde estaba su Luna?.

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ೃೀℓσσк αт мє⸙͎۪۫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora