Capítulo 1

14 0 0
                                    

En Altalune, el baile de la luna roja es especial para todos en el palacio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En Altalune, el baile de la luna roja es especial para todos en el palacio. Pero no es cualquier fecha y tampoco cualquier luna. La luna bañada en sangre trascurre en nuestro reino cada cien años. Los reyes y reinas ofrecen a sus príncipes con la esperanza de que agraden a la diosa luna y esta bendiga al reino entero. La última vez que un príncipe fue bañado de sangre, también fue la última vez que el pueblo en Altalune experimentó paz. Pocos días después de la ceremonia fallida, Amarkeeri, que hasta entonces era un vecino pequeño con no más de doscientos habitantes, se unió a otra nación que buscaba derribar el imperio Altalune; fueron años de batalla para nuestro imperio y de hambre para nuestro pueblo. Después de la sangre le siguió el hambre, y junto a un trozo conquistado de nuestra tierra, se llevaron la paz.

El reino de Amarkeeri se volvió fuerte y próspero; sus reyes se autoproclamaron gobernantes de las naciones y cortaron las redes de comercio que mantenía al imperio Altalune en pie, con muletillas, pero en pie. Fue hasta que mi padre hace algunos años estableció un nuevo tratado de paz con los reinos vecinos, que pudimos llenar nuestros estómagos y vivir en aparente calma.

—¿Estudiando la historia, su alteza?

Una voz me sacó de la montaña de libros que había formado a mi alrededor. Se trataba de Deva, la guardiana, una mezcla entre cuerpo guerrero y mirada maternal. Su piel aceitunada y marcada por la guerra hablaba más de lo que mis libros podían hacer.

—Quien no conoce su historia está obligado a repetirla. ¿No? —, era una de las frases que ella me había enseñado mientras estudiábamos sobre la historia de Altalune en mis años de clases. Le importó poco que la entrada a la biblioteca estuviera obstaculizada por montañas de libros, con facilidad los hizo a un lado con la empuñadura de su espada. Di gracias de que la filosa espada estuviera asegurada con su cubierta, de otra manera los libros que aun me faltaba por investigar estarían hechos añicos con solo un movimiento de esa espada.

—Los libros te dirán solo lo que quieren que sepas. Pregúntame a mí, soy más vieja que tu padre el rey, y que su padre —, se sentó sobre el escritorio de madera, justo en las páginas que estaba leyendo sobre el reino Amarkeeri —, te diré lo que necesites para que salgas de una vez de este agujero y te pongas a ensayar para la ceremonia.

La mirada maternal pasó a ser una severa de desafío. Llevaba más de un día en la biblioteca investigando sobre el nuevo imperio y sobre todo, el tema que me llevó a no salir de la biblioteca, el príncipe que no recibió la bendición de la luna. Probablemente porque estaba ansioso y temía que fuera a sucederme lo mismo, o por simple y humana curiosidad. ¿Cuál de esas opciones me creería la guardiana?

—Estás nervioso por la ceremonia —, habló antes de que yo pudiera comenzar a interrogarla. Era su costumbre y mi ingenua idea de que alguna vez podría ser yo quien la cuestionara —, ya te he dicho que todo saldrá bien. No tienes de que preocuparte, solo haz lo que tienes que hacer.  Baila un rato, deja que la luna te bendiga y lo demás será pan comido.

Príncipe LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora