Capítulo 4

10 1 0
                                    

          Harold decidió quedarse más tiempo en la ciudad, sin importarle su vida ni lo que dejaba atrás. Sin importar que debía comenzar de cero, pero solo le importaba demostrar su amor y que estaba dispuesto a luchar por Halen.

            Alquiló un lugar pequeño, que a penas se podía respirar. Empezó a buscar trabajo, pero no era nada fácil. Pasado un mes, en el trabajo de Halen despidieron un empleado y Harold tomó el puesto; muy entusiasmados ambos, porque así podrían estar cerca siempre, empezaban a ver cómo sus vidas se iban uniendo más y como su amor si podría tener futuro.

       Todo era impresionante, les costaba dividirse un segundo. Es difícil hacer química con alguien, pero estos dos si sabían lo que significaba esa palabra. Lo que más soñaban era tener un hogar e hijos, alardeaban de mudarse juntos y poder estar en su espacio.

   Halen, una soñadora empedernida, fanática del romanticismo, que dispuesta a hacer cualquier cosa para lograr lo que desea, hacer sentir bien a los demás y agradarle, con un corazón gigante; amante de las celebraciones, su cumpleaños es la fecha más importante para ella, siempre tiene un motivo por el cual celebrarla y pasarla bien con personas especiales.

      Harold, un joven inteligente, con un corazón maravilloso, preocupado por Halen, al menos en cuestiones que ella le solicitaba, siempre estaba, pero para la sorpresa de Halen, en cuestiones de romanticismo tenía un cero, bien grande. Nunca tomaba la iniciativa de hacer cosas de pareja, no le gustaba regalar flores, las sorpresas; hacia su mayor esfuerzo, para mantenerla alegre, Y tan raro que, no le gustaba celebrar sus cumpleaños, cosa que Halen siempre hacía para él.

      Esto para Halen era como bañarse en un cubo de hielo. Sufría en silencio, porque pretendía hacerse la idea de que cuando amas a alguien todo se puede, y aún esos defectos, él le mostraba que la amaba. Solo de viajar desde tan lejos para conocerla y quedarse a su lado, con acompañarla aún ella haciendo los planes, le bastaba. Harold en ciertas ocasiones era violento, se enfurecía fácil. Otra situación que era preocupante para Halen.

  Tenían muchas ideas encontradas, casi en nada se ponían de acuerdo, pero esa campana de amor seguía sonando y alertándoles de que él amor estaba ahí, de que pueden más que cualquier indiferencia.

      A Halen la entristecía mucho de que Harold no tenía metas en la vida, que vivía de momentos y no quería aferrarse a nada; era un alma libre, que le gustaba las aventuras, experimentar y dejarle todo al destino, pero no se centraba en nada. Esto le rompía el alma, porque siempre había soñado con una boda, tener una familia y sus sueños de haber encontrado el hombre de su vida se iba marchitando.

   Harold empezó a hacer amigos y conocer más de la ciudad. Se sentía a gusto, iba formando su propio camino; incluso hasta olvidando el motivo por el cual estaba en esa ciudad, que era Halen.

Gracias por leerme. 🩷

Un amor en el corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora