🏈; Casco

48 12 0
                                    

El castaño se encontraba degustando una manzana mientras se entretenía viendo una película, la cual era su preferida, un drama romántico que le atrapó por completo y jamás se aburría de verla, titulada About Time.

Sus ojos se iluminaban con ciertas escenas que se sabía de memoria, incluso recitar los diálogos al mismo tiempo que los personajes en la película no se le dificultaba en absoluto, disfrutaba haciéndolo. El filme estaba a punto de terminar cuando el sonido de la campana captó su atención.

Tercer día consecutivo, exactamente a las diez de la mañana, que Yoongi se asomaba a ese lugar. Seokjin pestañeo un tanto sorprendido. Él... realmente era un visitante extraño.

—Bienvenido a Lost & Found, Yoonie.

—Gracias Jin.

Seokjin pasó su mirada del chico hasta la televisión y viceversa. No podría ver el final de la película, eso le  entristecía, a pesar de haberla visto cientos de veces. Yoongi arqueó una ceja notar que, en lugar de una linda sonrisa de labios abultados, un puchero se formó en los rosados labios del trabajador.

—¿Qué miras?

—¡Oh! Se llama About Time.

El azabache sonrío con amplitud, definitivamente la más expresiva y amplia que había tenido hasta el momento. Dejaba ver sus blancos dientes y sus ojos se fueron desvaneciendo hasta convertirse en un par de líneas. Seokjin sintió su respiración pesada, además de sentir mariposas recorrer su estómago.

Yoongi en verdad era un visitante extraño. Llegaba a la misma hora todos los días, sus objetos no aparecían y... Su sonrisa. Esa que no aparecía todo el tiempo pero era capaz de detener el mundo de cualquiera. Y esos ojos, negros como el abismo pero llenos de brillo como el universo, capaces de hablar sin necesidad de palabras.

—Me encanta esa película, Jin. ¿Te importa si la veo contigo?

El mayor salió de ese trance de pensamientos incoherentes, terminando por sonreír con igual magnitud a la ajena al escucharle. Le hacía feliz conocer a alguien con los mismos gustos.

—Ya casi termina. —El mayor volvió su mirada a la pantalla. Podía calcular unos quince minutos más antes de que los créditos finales aparecieran.

Ningún sonido más que el emitido por el televisor inundó el lugar, ambos enfocando toda su atención en la película hasta su finalización, y fue hasta que ambos voltearon a verse luciendo amplias y tiernas sonrisas. Seokjin podía sentir cómo se volvía más unido al azabache de una manera inconsciente

—¡Casi lo olvido! —Luego de apagar el televisor, el mayor corrió a buscar su cuaderno y bolígrafo, de manera rutinaria escribiendo los datos y la hora de llegada del visitante. —¿Es un objeto nuevo?

—Sí, pero creo que iremos a la misma había de ayer. —Yoongi extendió la fotografía al trabajador, un casco de football americano bicolor blanco y rojo se mostraba en ella. No tenía nada de característico, más que el nombre de un equipo de secundaria.

Seokjin asintió y buscó la llave, mientras que el azabache ya empezaba a dirigir sus pasos al ascensor, ambos empezaban a acostumbrar a la monotonía del proceso.

—¿Eres deportista? —Preguntó el castaño de peculiar sonrisa, obligando a Yoongi a voltear a posar sus profundos orbes en él.

—Uh... no.

—Creí que lo eras, dos objetos que van al mismo nivel. ¡Es poco usual e interesante!

Aunque, todo respecto al azabache podía catalogarse como inusual e intrigante, si es que Seokjin pudiese ser más específico.

Las puertas se abrieron y ambos fueron envueltos en el ambiente de aquel nivel, la esencia de estar al aire libre en un parque se sentía extremadamente real en ese sitio, haciendo que ambos sonrieran.

—Te retaría a otro juego para recuperar mi honor, pero supongo que pronto deberás irte.

El menor arqueo una de sus cejas.

—¿Cómo supiste eso?

—Los dos días anteriores te ha sido exactamente a las once con quince.

—Oh...

—Y apareces en la recepción exactamente a las diez. ¡Eres alguien rutinario, me parece de lo más interesante! —El mayor sonrió, presionando sus labios entre sí y causando que sus mejillas se elevaran con prominencia.

—Creí qué te molestaría tenerme aquí. —Admitió Yoongi, mordiendo con levedad su labio inferior mientras su mirada se enfocaba en el suelo como si fuese la cosa más interesante en el planeta. La sonrisa del mayor se desvaneció con lentitud, mostrándose serio en ese momento, algo completamente diferente a lo que solía ser.

—Jamás me molestaría tener visitantes, mucho menos cuando logro conocerlos mejor. —El azabache enfocó su sorprendida mirada en el rostro al mayor, quién tomó ella como ventaja para suavizar su expresión y volver a sonreír con levedad, prosiguiendo al no recibir respuesta alguna por parte de Yoongi. —Lo que me molesta en verdad es el hecho que no pude encontrar tus objetos perdidos.

—No ye preocupes por eso.

El mayor se limitó a mover su cabeza en afirmación, no podía evitar el sentirse ansioso por ello, pero era incapaz de hacer algo más que resignarse. Finalmente inicio su búsqueda del casco, siendo interrumpido a los pocos segundos por la voz de Yoongi, un tanto leve y denotando timidez.

—Gracias Seokjin.

—¿Uh? ¿Por qué agradeces?

El menor se cogió de hombros, con aires infantiles, como si ello no importara en absoluto.

—No lo sé. Por ser tan atento conmigo, supongo.

Seokjin sonrío respuesta, un leve sonrojo asomándose en las mejillas de ambos. Era un momento diferente, pero agradable. El mayor podía sentir como su estómago rugía en felicidad, realmente le agradaba Yoongi, y ese día la distancia entre ambos se volvió menor. ¡Le estaba conociendo cada vez un poco más!

Aunque el buen momento poco le duraría. El tiempo avanzó, y una vez más, el objeto no aparecía en ningún sitio. Seokjin suspiró, volteando hacia Yoongi, ambos habían pasado su tiempo límite buscando sin parar.

—¿No preocupo por el casco, debes irte ya? —Inquirió el mayor, suponiendo que la monotonía afectaría también la despedida del azabache, quien se limitó a sentir con la cabeza.

Ambos bajaron a recepción, y Yoongi se despidió del mayor con una reluciente y amplia sonrisa acompañada de un alemán en su diestra.

A pesar de no haber encontrado el objeto, Seokjin no se sintió tan abatido como los días anteriores. Quizás la felicidad de hacerse más cercano al visitante le ganaba, o simplemente su humor era de lo mejor aquel día.

Fuese lo que fuese, de una cosa estaba seguro; estaba ansioso por ver a Yoongi al día siguiente.

𝘓𝘰𝘴𝘵 𝘢𝘯𝘥 𝘧𝘰𝘶𝘯𝘥 》𝘚𝘶𝘫𝘪𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora