Ꜥ꧖ Los arboles se balancean en el viento como anémonas en el mar, ¿esta bien si te lo dejo a tí?
Ꜥ꧖ He aguantado demasiado, pero siento como la tormenta se acerca, sin miedo, te lo dejo a tí, me rindo.
Ꜥ꧖ Después de un rato te callaste y te alejaste...
Ahora no recordamos como antes, no vemos como antes, ni sentimos como antes, sabemos todo en parte.
El pasto nos enreda, y, aún así, no estamos cerca, me arrastro retorcido y envuelto en mis heridas, viéndote.
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Mi mente recuerda vagamente. No se esfuerza por recordar cada parte de él, de alguien que en el fondo sé que ya no me importa, pero no puedo dejar ir. Mi vista se nubla con cada misero flashback de lo que solíamos ser.
Borroso, así es como observo mi alrededor en mi sueño, tan tranquilo como sí cada espiña clavada en mi piel no doliera como el infierno, ¿Quizá ahí estaba?, condenado a vivir sufriendo mientras los demás se pudren en su felicidad.
Y estoy bien con eso, no deseo arrastrar a nadie conmigo. Nadie merece este dolor, ni siquiera yo. Aunque todo sea mi culpa.
No soy capaz de recordar a quién estaba sobre mi, observando mi ser, juzgandome sin ser un juez, y tan solo está respirando muy cerca de mi cara mal herida.
No. Mi corazón no es como antes, no siento como antes, la culpa se transformó en remordimiento poco a poco, como una aguja que clavas en tú piel sin cuidado, sabes que sigue ahi, que esta dañando, pero no puedes hacer nada.
Pronto sentí mi latir como si nunca lo hubiera hecho antes y me levante, o al menos eso intente. Quien yacía frente a mí se movió tranquilamente hasta hundirse en el agua. El pozo seguía detrás mio, observando mi sufrimiento, ¿Era siquiera posible?
El pasto me enredaba las piernas impidiendo ponerme en pie. Sobre la colina, Jake me miraba misercoridoso, como si cuando llegará arriba me perdonaría por todos mis errores.
Cada centímetro de mi piel ardía mientras seguía arrastrandome sutilmente por la hierba mojada, sin despegar mi mirada de él. Se alejaba, mi vista se volvió borrosa por las lágrimas y no pude evitar gritar.
Mi cabeza dolía y desperté agitado, gritando sin razón aparente. Sudaba y estaba empapado. La culpa me comía poco a poco, tome un vaso de agua y me senté a contemplar el amanecer, no servía de nada dormir nuevamente si pronto debía salir.
Todo era mi culpa.
-Estas atado a tus recuerdos, retraído por la culpa como si de un yugo se tratase Sunghoon-. Lo mire con una expresión tranquila, sin miedo.
-¿Por qué dices que es tú culpa?-. Reí un poco limpiando mis lágrimas.
-Porque yo lo maté-. Me levanté sin cuidado y sin despedirme sabiendo que posiblemente querría indagar más en mis palabras, pero no lo deseaba. No quería revivir aquella tarde.
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