Luckity | Omegaverse
"Con un corazón que ardía por falta de compañía. Por tanta, tanta soledad."
Dos corazones qué ven más allá de las responsabilidades instintivas y los dedos qué señalan. El amor no distingue condiciones sociales, económicas e inc...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No había motivos reales para estar nervioso, ¿verdad? Había pospuesto su plan de recoger a Titi en el jardín de infantes, sintiéndose avergonzado por no cumplir su palabra, pero finalmente, el miércoles había llegado, y estaba listo.
Staxx fue comprensivo, y sus compañeros que lo habían cubierto durante dos días entendían perfectamente cómo su carga de trabajo podía cambiar de un momento a otro. Sin embargo, no era realmente la carga de trabajo lo que lo tenía ansioso, sino más bien la incertidumbre de cómo proceder. Desde que se afianzó en su mente la idea de ver a Quackity de nuevo, sentía una mezcla de ansiedad y sensibilidad excesiva, y todo eso lo hacía ser de alguna manera lo tenía muy consciente de si mismo.
En su mente, había construido una imagen idealizada de Quackity, y las expectativas eran enormes para algo sumamente espontaneo y tan breve. Temía que la realidad no se alineara con su imaginación, y que el omega que había idealizado resultara ser algo más común. Su mente generaba escenarios ficticios sin descanso, dejándolo con una incertidumbre abrumadora. ¿Qué pasaría si sus sentimientos no eran genuinos y todo esto era simplemente un capricho de su subconsciente?
Por tratar de mantener las cosas en secreto, se encontró sin nadie a quien acudir para pedir consejo. Hablar con sus amigos podría llevar a más preguntas y posiblemente una indagación más profunda en sus asuntos personales. No se sentía preparado para afrontar otra ronda de humillación, incluso si fuera en un tono amistoso, por haberse equivocado al sentir que estaba atraído por alguien.
Se preparó tanto física como mentalmente para salir de casa, con una taza de café en su sistema y vistiendo ropa sencilla, casual, como era su costumbre. A medida que los días se volvían más fríos, se abrigaba tanto como podía, llevando su abrigo gris colgado en el brazo.
Se olió rápidamente, verificando que todo estuviera en orden. Percibió el aroma del suavizante de telas, del café que había bebido y de la colonia que Rubius le había regalado en su cumpleaños. Parecía que todo estaba bien, excepto por un detalle: no olía exactamente como él mismo. El tema de sus feromonas era delicado; un leve desequilibrio en su biología lo llevaba a experimentar un olor un poco más intenso y menos consistente. Sin embargo, había encontrado formas de manejarlo utilizando inhibidores de aroma. Era una preocupación constante en su mente, asegurarse de que su presencia no fuera abrumadora para los demás, incluso tratando de moderarse en sus emociones.
El trayecto hacia el jardín de infantes transcurrió en relativa tranquilidad, a excepción del tráfico característico de las zonas escolares. Incluso había un oficial de tránsito en su puesto, coordinando el flujo de vehículos y transportes escolares. Luzu encontró un lugar para estacionarse un tanto apartado, tomándose un momento para verificarse en el espejo retrovisor. Acomodó su cabello con cuidado, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar. La pequeña voz de la duda se asomó a su mente, pero la rechazó de inmediato. Había estado pensando en este momento por días, y no iba a dejar que la ansiedad arruinara las cosas.
