[ ᴇ ᴍ ɪ ᴛ ɪ ᴇ ɴ ᴅ ᴏ ]
Antes de morir, su padre había sellado su vida y su destino gracias a un matrimonio arreglado con una desconocida que solo había visto una vez en su vida.
Tras algunos años de matrimonio, en medio de su búsqueda para anular una...
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La azabache miró con detenimiento a la lápida de granito negro y detalles dorados reposando finamente sobre el verde suelo. Sus ojos leían una y otra vez lo que estaba allí escrito tal cual como sí fuera un mantra. A través de sus lentes oscuros soltó una pequeña lágrima.
El hombre junto a ella le extendió un pañuelo, T/n lo aceptó y limpio el dolor de su rostro.
—¿Estás seguro de que aquí si hay alguien? -preguntó T/n, aún viendo al suelo, S.Coups asintió- No quiero que nadie, por ningún motivo en el mundo intenté abrir esta tumba, ni mi padre, ni mi madre, nadie -dijo- Si llegara a suceder algo ya sabes que es lo que tienes que hacer.
—Entendido.
—Y por favor, aumenta un millón de dólares a la mensualidad que se le da a la familia de la chica -esta dijo- No esperes mucho para eso, y no importa si ya le dieron el pago de este mes, quiero que les des ese dinero ahora mismo.
S.Coups asintió.
—Me alegra mucho tenerla aquí otra vez jefa, los muchachos también sienten lo mismo.
T/n rió suavemente, recordando como sus hombres habían reaccionado cuando la vieron entrar a aquel salón hace tan solo unas horas.
Allí habían hablado de que fue lo que sucedió y como fue que pasó para llegar hasta el punto de tener que fingir su muerte, pero ahora con las cosas claras ella junto con ellos harían que las cosas volvieran a funcionar. Utilizando su estatus legal de fallecida al máximo.
Luego, después de que las cosas quedaron en claro y la reunión fue finalizada T/n le pidió a S.Coups que la llevará a ver su tumba. Lo cual nos lleva hasta el tiempo actual.
—Su padre es el que más problemas nos ha dado, el desea exhumar el cuerpo para llevarlo al mausoleo familiar en Taipéi, pero como siempre hemos evitado esto diciendo que su última voluntad era descansar alejada de su familia, y que, de hacer todo lo contrario, tendría que pagar su error con una deuda de sangre que usted misma cumpliría.
—¿Cómo? Si se supone que morí. -T/n rió.
S.Coups también rió.
—Nosotros lo haríamos -dijo él- Muchos de los muchachos fueron rescatados de condiciones deplorables antes de trabajar para usted, algunos de ellos incluso estuvieron cerca de morir... Para ellos, usted, jefa, es como su única figura de autoridad , una figura materna -expresó, ambos mirando a la lápida- Es su salvadora, un ángel guardián que los cuidó y amó cuando nadie daba un centavo por ellos y los creyó un casi perdido... Y aunque usted no está muerta igualmente se encontraba descansando, lejos de su familia, los muchachos y yo juramos que eso se mantendría así. Aunque usted no lo pida nosotros daríamos la vida por usted.
La azabache se sonrojó levemente por las palabras del chico, desviando su mirada ante la sonrisa que este le daba.—Perfecto... -luego recordó la razón por la cual ella decidió volver- ¿Qué tal les fue con el problema de desagüe? -preguntó seriamente. S.Coups sacó su teléfono para mostrarle algo.
