"......."
"......."
La fría presencia del duque se hizo notar.
Cuando llegó a la mansión de los Herrins, no esperó al mayordomo, quien le había pedido que aguardara un momento mientras iba a buscar a la Condesa.
Pac, pac.
Siguió al mayordomo y, rompiendo el picaporte de la puerta entreabierta, hizo su aparición.
Su presencia fue imponente desde el primer momento.
A pesar de haber cometido una descortesía, no se percibía como un acto salvaje o grosero.
Tenía un rostro suave y limpio, blanco, sin poros a la vista.
Una mandíbula afilada.
Unos ojos grandes y expresivos.
Y dentro de ellos, unos iris rojos.
Su belleza y elegancia se combinaban con una expresión severa que intimidaba y disuadía de dirigirle la palabra a la ligera. Sus anchos hombros, cubiertos por una armadura, no podían ocultar su fortaleza, incluso bajo el elegante abrigo adornado con detalles dorados.
La Condesa se quedó sin habla ante la apariencia del Duque.
Nathan, tras un momento de asombro, logró recomponerse y sujetó la mano de la Condesa con fuerza.
"¿Q-qué sucede? Su Alteza, Gran Duque Asnel Linden."
La mirada del Duque, que había estado recorriendo la habitación, se posó sobre la Condesa y Nathan.
Gulp.
Gulp.
Y gulp.
La garganta de la condesa y la de Nathan se movieron una tras otra.
La garganta de Ed también se movió. Tal vez era porque el Gran Duque era alguien que llevaba tiempo esperando. No parecía una persona real.
'Pero, ¿qué es esa cara...?'
La apariencia del Duque era incluso más irreal que su descripción en la novela.
El amo del árido y frío norte, el gobernante de las tierras nevadas, la luz brillante del imperio.
Era la aparición de Asnel Linden, el Duque del Norte.
...
El primer emperador del imperio, Jeswin, tenía una hermana menor.
Mella Nateurn, una princesa hermosa y capaz.
No se llevaban mal.
El primer emperador, al ascender al trono, se dedicó a expandir el poder del imperio.
Mella fue una excelente consejera y asistente del primer emperador. Discutía con él, asuntos importantes y triviales, y cuando el imperio enfrentaba dificultades, no dudaba en montar a caballo para rescatar a las fuerzas imperiales acorraladas y obtener la victoria.
Finalmente, cuando la bandera de la victoria ondeó sobre el imperio y llegó la paz, como si hubieran estado esperando, los sirvientes inundaron al emperador con peticiones.
"Su Majestad, debe eliminar a la Princesa Mella. Eso es lo que rectificará la disciplina del imperio y afirmará su autoridad."
El emperador se negó a hablar con ellos, despidiéndolos con un simple gesto.
Sin embargo, el príncipe heredero tenía una opinión diferente. Sus palabras tenían sentido. Su padre era demasiado indulgente, un viejo león sin garras.
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Sobreviviendo como el mayordomo de un frío príncipe del norte.
Roman d'amourLee Seon-yu, un eterno desempleado que ha vivido solo como huérfano toda su vida. Después de beber con un amigo y despertar, se encuentra reencarnado en una novela de temática adulta que había leído recientemente. ¡Y nada más ni nada menos que en el...