𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | 𝐌𝐎𝐑𝐈𝐀𝐑𝐓𝐘 𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐀𝐓𝐑𝐈𝐎𝐓

ALBERT

ADVERTENCIA
AU MODERNO

Puedo darte lo que tú quieras, cariño.

Desperté gracias a la luz que entra por la habitación, poco a poco fui abriendo mis ojos para darme cuenta que no estaba en mi habitación, estaba en otra y lo peor de todo, estaba sin ropa, la sábana cubría todo mi cuerpo, ocultándolo.

Recordé lo que había pasado en la noche, mi amiga Rubi me había invitado a un bar lujoso o como se digan esos lugares a los que ella está acostumbrada ir, había tomado unas copas de más y me acerqué a un tipo bastante atractivo y ahí ocurrió lo mágico y la razón por la cual estaba ahí.

Agarre una camisa blanca que se encontraba en el suelo y mis bragas que estaban en el mismo lugar, recordé aquella camisa, tenía ese olor tan varonil, era increíble. Salí de aquella habitación, caminaba por el largo pasillo que al parecer era el penthouse de un hotel, joder, este hombre si que tiene dinero.

Escuché el sonido de una taza en la sala, caminé a paso lento, me encontré con aquel hombre con quien me había metido en la noche, se encontraba en un sillón leyendo el periódico, justo enfrente de el estaba una mesa donde posaba dos tazas junto con la tetera y un plato lleno de fruta partida.

- Veo que por fin ya despertaste - su voz me sacó de mi trance, dobló el periódico y lo dejó Justo en la mesa, sus ojos verdes conectaron junto con los míos, no lo recordaba bien pero si que tenía cara, pero una buena cara - siéntate, en unos momentos traen el desayuno.

Hice lo que me pidió, me senté un poco alejada de él, en el sillón más grande, el estaba en uno individual.

- ¿Pasaste una buena noche? - preguntó mientras se levantó de su asiento dirigiéndose hacia dónde estaba, justo se siente a mi lado, eso me puso nerviosa por lo cual tuve que tomar distancia

- ¿qué? Ah, si pase buena noche - sentí como mis mejillas empezaban arder ante recordó lo que pasó anoche.

- Me da gusto oír eso - mostró su sonrisa, madre mía, este hombre si que tiene un buen rostro - ¿por qué tan alejada?, ven, acércate. - sentí una mano en mi cintura y otra en mi muslo derecho, me estaba acercando a él, pensé que solo estaría cerca de él pero no, me sentó en su regazo, estaba tan cerca de él, me ponía nerviosa su cercanía - así estaba mejor, ¿no crees bonita?

- Amm, si, creo que si - dije algo de nerviosa y él notó, soltó un péquela risita.

- ¿te comió la lengua el ratón? - mueve un mechón de cabello detrás de oreja - ayer no te paraba la boca y hoy estás muy callada

- Es solo que..., no es nada pero creo que tengo que irme, es tarde y tengo que volver a casa aparte tengo que ir a trabajar - iba pararme pero sus manos detienen todo mi cuerpo impidiendo que me levante.

- No es necesario que trabajes, quiero que te quedes conmigo - esto último me sorprendió, ¿qué querrá este hombre?.

- No... no puedo, no quiero ser una molestia y...

- No eres una molestia - me interrumpió- eres un ángel que me hipnotizó con su belleza, cuando te vi entrar en ese lugar, no pude dejar de verte, me gustas.

- Albert - pronuncié por primera vez su nombre en el día - no me puedo quedar, tengo que trabajar.

- No tienes que hacerlo - acarició mi cintura, daba suaves caricias.

- ¿Qué? - no podía decir otra cosa, eso si que me impacto.

- Dije que no tienes que hacerlo, yo te voy a dar todo lo que necesites y todo lo que tu quieras - dijo con firmeza, este hombre nunca aceptaría un no - tu me gustas mucho en el momento en que te vi y en el momento en que te acercaste a mi, quiero que te quedes.

Lo mire sin palabras, apenas lo conocía pero algo en mi me decía que me quedaré, siempre soñé con una vida así de lujo pero no podía aceptarlo.

- P-pero apenas te conozco y siento que no estaría bien hacer eso.

- No importa, tenemos todo el tiempo para conocernos por eso quiero estar contigo todo el tiempo, no te preocupes por nada, yo te lo voy a dar todo - sus ojos conectaron con los míos, me hipnotizaban esos ojos esmeralda, sus caricias suaves en mi muslo y en mi cintura me hipnotizaban más.

- Está bien - dije por fin después de haber estado callada por unos segundos que parecían eternos - me quedaré contigo.

Sonrió ante mi respuesta para luego abrazarme, mi cabeza reposaba en su hombro y el abrazo todo mi cuerpo, me sentía segura en sus brazos.