Capítulo 16: Earth

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Katsamonnat Earth

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Katsamonnat Earth

Noviembre (-3 meses)

     —Entonces, nos dijo que olía a joroba de camello y cuando Tong preguntó a qué olía eso, Milk le respondió: «a culo de árabe».

     En cuanto lo escuché contarme esa anécdota, me retorcí de la risa, en serio, tardé como quince minutos riéndome hasta que me dolió el estómago. Pasar el tiempo con Santa era de lo más divertido, siempre tenía un montón de experiencias raras que rememorar y cuando se trataba de los compañeros de su banda, Milk y Tong, no tenía piedad. A esos tres les habían pasado cosas rarísimas. Incluso me dijo que Milk se había robado a su novia de una boda... ¡Era la novia de un familiar! ¿Pueden creerlo? ¡Es hilarante!

     Santa me encantaba, incluso amaba la forma divertida en la que sus braquets lo hacían pronunciar algunas palabras. Estábamos desnudos en su cama, él recostado sobre el respaldo de la misma y yo con mis piernas abiertas sobre las suyas, pero con mi cabeza al otro extremo del colchón. Habíamos estado teniendo sexo conmigo sentado en su regazo y una vez que acabamos, solo me dejé caer hacía atrás y empezamos a platicar.

     —¡No me digas más, por favor! Ya me duele todo de tanto reír, hasta me han saltado las lágrimas —imploré. Él también debía tener dolor de estómago por tanto reírse, incluso su voz se había enronquecido.

     —Ven acá —me dijo palmeando su pecho, y sin pensarlo me incorporé para lanzarme sobre su cuerpo y permitir que me abrazara. A lo largo de ocho meses manteniendo citas con él había descubierto que su imagen intimidante no era más que eso, una imagen. Pude conocer a un muchacho divertido y caprichoso que a veces se emocionaba demasiado con pequeñeces. Era tan rudo como un perrito enano con un gran collar de picos. Me sentía entre las nubes por él, cuando llegaba a la oficina y Mile me hacía preguntas, lo único que me provocaba era chillar y balbucear de emoción. Ya habíamos establecido una rutina, a veces nos veíamos en el bar, aunque siempre acabábamos en su casa. No en cada ocasión teníamos sexo coital, depende de lo que dictara la sensibilidad de mi trasero, pero con el tiempo me dolía menos.

    —¿Qué estás haciendo? —pregunté cuando me acomodó debajo de su cuerpo y metió su nariz entre mi cuello.

    —Respirándote, me encanta tu olor.

     —Nada árabe, espero.

     —Hueles dulce y perfecto, viejillo —gruñó antes de morder un poco mi oreja, me retorcí un poco por puro gusto.

     —Deja ese apodo de una buena vez, mocoso. —Él rio y nos quedamos en silencio un rato, solo disfrutando de estar juntos, entonces la pregunta salió de mi boca, al parecer, sin pasar antes por mi mente consciente—. ¿Qué opinas de mi apariencia?

     —Mmm, me gusta. —Me apretó las nalgas.

     —Me refiero a que... ¿Crees que soy muy masculino?

Proyecto Hippocampus [Fanfiction MileApo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora