Sweet little Peonie (Loki Laufeyson)

Recuerdos

Fue exactamente hoy, hace un mes, cuando decidí que haría lo que mi corazón me dictara.
Era el cumpleaños de mi hermanastro, el Príncipe Loki, en ése entonces yo ya sabía quien era él, así como sabía bien quién era yo, él nunca me vio como su hermana y yo a él nunca lo vi como hermano. Él siempre me vio como una mujercita de Midgard, y yo a el como el monstruo del cual, los padres hablan a sus hijos en la noche.
Yo no quería vivir mas en guerra con él, y decidí hacer las pases con él, aunque temía que fuera a despreciarme como cuando eramos muy jóvenes.
Nunca conviví mucho con él cuando yo era niña, aunque me cuidaba mucho en ciertas ocasiones, y por eso me refiero a cuando Odin y Thor salían juntos a cazar, y Frigga le decía a Loki que fuera a cuidarme para que nos lleváramos mejor. Y al parecer nunca me cuidó bien. ¿De qué me puedo acordar? Él era un adolescente y yo acababa de nacer.

No supe con exactitud qué hacer. Lo único que sabia era que quería ir como biológicamente era: piel rosada, cabello magenta, 10 centímetros mas pequeña, mis ojos violeta, orejas estiradas y puntiagudas. A veces me preguntaba por qué los hombres se fijaban en mi cuando salía de ésta forma.
Era un baile con máscaras, yo llevaba un vestido azul con detalles en plata, Frigga lo eligió para mi. La máscara era de los mismos colores, sólo que ésta tenia plumas por un lado.
Loki se rehusó a llevar máscara, él siempre hacia lo que quería.
Entró de manera elegante al salón. Traía ése casco dorado puesto. Ése casco con dos grandes cuernos que a mi siempre me gustó y él no toleraba que yo le tumbara cuando luchaba contra él y Thor.
Pero, aquella noche no pelearía con él. Estaba dispuesta a acercarme a el aunque me diera un ''no'' por respuesta. Un ''no'' que me negaría a acepar.
Le presentaron ante el publico cuando llegó a la sala, bajando por unas escaleras, en las cuales, al final de éstas, se encontraba Frigga junto a Odin del lado derecho, y del izquierdo, Thor y yo.
Loki nos miró a todos, detuvo su mirada en mi unos instantes, y podría jurar que sus ojos brillaron de manera encantadora; él se volvió a Frigga y Odin, los cuales dieron por iniciado el baile de cumpleaños de Loki.
Thor y yo no teníamos pareja de baile, mucho menos yo. Jane, la novia de Thor, esa chica adorable de Midgard. Por mala fortuna no pudo venir, y se notaba la falta de ánimo en Thor.

-¿Qué dices, hermano? -le dije a Thor tendiéndole mi mano- Tal vez Jane no vino, pero eso no significa que no bailes con tu hermanita -él rió un poco y tomó mi mano.
-Siempre sabes cómo alegrarme el día, Peonía.

Me encantaba que me llamaran Peonía. No era mi nombre real, pero era un sobre nombre cariñoso en referencia al lugar donde me encontraron: un arbusto de peonías blancas.
Mi verdadero nombre es Brigit, según dice Frigga, ese nombre estaba escrito en una medalla de oro pequeña que colgaba de mi cuello cuando me encontraron.

Thor y yo bailamos juntos un par de canciones. Era obvio que lo nuestro no era el baile, ya que nos tropezabamos y nos dábamos fuertes pisotones. Lo nuestro era mas bien el combate.
Nos fuimos a descansar un rato y estuvimos a punto de salir de nuevo a bailar, pero cuando nadie lo esperó, Loki se levantó de su asiento al lado de Frigga y se dirigió a nosotros.

-¿Por qué no descansas un poco más, hermano? -hablo el ojiverde. Se escuchaba seguro de sí mismo. Como si hubiese dudado de sacarme a bailar desde el principio.
-Loki... no quiero que la hieras.
-¿Herirla? ¿Yo? Al contrario, no le daré tantos pisotones como lo haz hecho tú.
-Yo tampoco sé bailar, -intervine- así que, mis disculpas si llego a herir sus pies, como lo he hecho con Thor.
-Pero qué joven tan más adorable, haz invitado a bailar, hermano -dijo acariciando mi cabello y en seguida se quitó el casco dorado y se lo entregó a Thor para que se lo cuidara mientras bailaramos.
-Cuando sepas con quién bailas, -dijo ahora Thor- quiero que sigas pensando que es una joven adorable -se retiró a descansar dejando me a solas con Loki.
-Ahora, joven dama, ¿podría presentarse ante mi?
-Me conoce muy bien, príncipe, y espero que sea todo tal cual lo ha dicho Thor. Cuando se de cuenta de quien soy, espero siga tratándome como su igual.
-Le doy mi palabra de hombre, joven dama.

Fueron las primeras palabras, en mucho tiempo, que cruzamos sin que contuvieran un insulto. Y fue de lo más satisfactorio.
Me sacó a bailar, una y otra vez. No dejó que nadie mas bailara conmigo.
Ambos bailamos varias canciones. Terminamos exhaustos, pero no nos dio demasiada importancia.
Cenamos juntos, reímos juntos, volvimos a bailar juntos. Todo lo hacíamos juntos. Se notaba que no me reconocía de color rosa.
Después de una hora, ambos salimos al jardín del palacio para estar juntos y solos. Yo no me quité la máscara para nada. No hasta que él me recordara.

-Así que, joven dama -no dejaba de llamarme así. Dijo en cuanto nos sentamos frente a una fuente encendida rodeada de arbustos de rosas de colores- ¿podría hablarme del lugar en que nació?
-Bueno, -me sonrojé, no le iba a decir directamente que nací en Midgard- nací en uno de los nueve mundos. Dicho mundo es el más cercano y parecido a Asgard, hablando de su población.
-El mas parecido al que me narras es Midgard... -al parecer comenzó a asimilar la información que le había brindado hace horas cuando charlabamos entre baile y baile. Desde que le dije que ya me conocía hasta mi lugar de nacimiento de manera indirecta. Me miró de manera que parecía que analizara toda mi vida con solo mirarme.
-Loki...
-Brigit... -estaba asombrado. Cambié mucho desde la ultima vez que nos vimos.
-Te lo dije...

Me quité la máscara y poco a poco regresé a ser de la forma en que él me conoció. Cabello castaño, ojos chocolate, piel blanca, mi altura aumento 10 centímetros y mis orejas ya no estaban estiradas y puntiagudas.

¿Sigues pensando todo eso que pensabas de mi? -mire a Loki con mi típica dulce mirada de inocencia,
-No puede ser que seas tú...
-Sigo siendo la misma pequeña híbrida que nunca aceptaste como hermana.
-Por favor, Brigit, -tomó mis manos delicadamente- era un adolescente estúpido.
-Ahora ya no eres adolescente -me solté de su agarre- pero sigues siendo algo estúpido.
-Brigit, yo...
-Y de alguna formam -le interrumpí- me alegra que sigas siendo ése estúpido.

Ambos sonreímos a la vez y nos unimos en un tierno abrazo, el cual, no sabiamos si era por hermandad o amistad. Pero lo sentimos bastante agradable.

Y fue agradable toda esa noche, nos llevábamos mejor después de haber hecho las pases. Todo el mes fue así. Incluso bromeabamos sobre estar en una relacion amorosa, aunque él a veces sonaba muy serio, y yo por seguirle la corriente, terminaba confundiendo a la gente, por lo cual, Odin, nos llamaba la atención muchas veces, y sin embargo, lo seguiamos haciendo