𝐩𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐮𝐞

294 25 0
                                    

No sabe cuándo comenzó todo, y sería una guerra perdida intentar recordarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No sabe cuándo comenzó todo, y sería una guerra perdida intentar recordarlo. Pero Wei Ying sabía una cosa: tenía miedo de lo que sentía.

Fue hace semanas, tal vez meses, que comenzó todo. Wei Ying no era alguien que quería mucho. Se encariñaba con la gente, pero nunca le llegó a gustar alguien como para querer estar las veinticuatro horas del día pegado como garrapata.

Lo cual era extraño porque siempre tuvo la necesidad de estar cerca de Lan Wangji.

Nunca le gustó nadie. Nunca amó a nadie. Wei Ying no sabía amar y tampoco sabía sentirse amado.

Y por eso le asustaba la sensación que tenía cuando estaba con Lan Zhan.

Lan Zhan fue esa persona que lo hacía levantarse todos los días. Fue esa persona que nunca lo odió. Fue esa persona que nunca lo quiso muerto, es más, fue la única persona que quiso ayudarlo.

Hace dieciséis años, estar con Lan Zhan era símbolo de vergüenza. Le avergonzaba que Lan Zhan viera en lo que se había convertido. En el fondo, sentía una profunda pena cuando veía el anhelo de los ojos del Lan.

Ahora, estar con Lan era cómo dormir en una noche de invierno con la cantidad exacta de mantas.

Era cálido.

Pero nunca supo qué podría ser esa extraña, pero no desagradables, sensación. Wei Ying nunca amó a nadie, y la única persona que podía ayudarlo a despejar su duda había sido asesinada por su culpa.

Así que dejó todo al destino.

Hasta que un día supo por qué esas mariposas no se ahogaban a pesar de tomar litros y litros de alcohol.

Y tuvo miedo. Miedo de amar algo y que por amarlo se fuera perder.

Porque todo lo que Wei Ying amaba era arrebatado a la fuerza.

Y Wei Ying no quería que le arrebataran a Lan Zhan.

Porque sin Lan Zhan no hay Wei Ying.

Para los ojos de Wei Ying, Lan Zhan era hermoso. Dianxia, por supuesto que lo era. Era el ser más etéreo que habia visto en toda su vida. Era elegante, apasionado, hermoso, talentoso, ordenado, hermoso, calmado, ¿ya dije que hermoso?

Cada vez que lo veía, su corazón decidía tener una taquicardia espantosa, pero repito, no desagradable.

El día que lo supo, Wei Ying lloró por horas escondido entre sus sábanas.

Fue una noche en Cloud Recesses, mientras Wei Ying estaba de visita. El de coleta alta se había saltado el toque de queda al visitar a Wangji en su habitación, y este se había rendido después de media hora tratando de que se fuera. Conversaron por horas hasta que a Wei Ying lo dominó el cansancio y se quedó dormido en el dormitorio de Wangji.

A la mañana siguiente despertó en su propio dormitorio, con su ropa de dormir, el desayuno a un lado de la cama y una pequeña nota que decía; come bien, por parte de Lan Zhan.

Ahí fue cuando lo supo.

Pequeñas lágrimas cayeron por el rostro de Wei Ying cuando lo admitió.

Me gusta Lan Zhan.

Sollozó.

Le tomó quince largos días asimilar que amaba a Lan Zhan y dieciséis largas noches convenciendo a su mente que eso no tenía nada de malo.

Una vez su Shijie le dijo que estar enamorado era más que querer a una persona. Que estar enamorado era verse con esa personas a futuro, no dejar de pensar en ella –él– y no poder imaginar un mundo sin esa persona.

¿Él se imaginaba una vida con Lan Zhan? Sí.

¿Podía vivir sin él? No.

¿Se imaginaba un mundo en donde Lan Zhan no existiera? Si, y le dolía el pecho de solo pensarlo.

Y, por todos los dioses, no podía dejar de pensar en lo maravilloso que era Lan Zhan.

¿Eso lo hacía estar enamorado de él?

No lo sabía, pero el pensamiento no le disgustaba, es más, se sonrojaba de tan solo pensarlo.

—Si me gusta Lan Zhan, y estoy enamorado de él, ¿eso significa que tengo que casarme con él? —se preguntó a sí mismo. —¿Quiero casarme con Lan Zhan?

El pensamiento lo indundó un poco. Imaginándose a él y a Lan Zhan vestidos de rojo, inclinándose frente a frente, pensó que la vida tal vez si era bonita, y que, tal vez, Lan Zhan la hacía más bonita.

—Quiero casarme con Lan Zhan... —asumió. Sonrió incrédulo. —Quiero casarme con él...

Sus ojos cristalinos se posaron en la nota que Lan Zhan le había dado quince días atrás, la que había atesorado como una reliquia.

—Un momento —detuvo sus fantasías. —Pero a Lan Zhan le gusta Mian-Mian, ah, pero ella está casada. —suspiró en paz, hasta que un nuevo pensamiento indundó su mente. —¡Pero Mian-Mian podría romper su matrimonio y estar con Lan Zhan!

No podía dejar que le ganaran a Lan Zhan. No podría soportar ver a Lan Zhan con otra persona.

Empezó a dar vueltas por todo su dormitorio pensando en miles de ideas que le asegurarían un matrimonio con Lan Zhan. Hasta que cayó en cuenta de algo.

Pedirle matrimonio a Lan Zhan significaba estar de rodillas frente a Lan Qiren mientras este le recordaba las 4000 reglas y sobre por qué él era demasiado poco para Lan Zhan.

Se lanzó a la cama, cubriendo su rostro con frustración.

—¡¿Por qué demonios es tan difícil pedir matrimonio?! —se lamentó.

Necesitaba ayuda. Y quién mejor que Lan Xichen.

Pero, ¿y si alguien más ya se ha adelantado?

***

Uff, éste prólogo me gustó más, el anterior era aburrido y wuajjj, lo odiaba.

Y sí, como dije, estaré editando todo este libro, de pies a cabeza. Agregaré capítulos y más cositas, también cambiaré el final. Muahaha.

¡sigan leyendo!

[01/12/24]
LO EDITÉ :c
xreo que tengo ese síndrome en donde no me gusta nada de lo que hago, pero al menos ahora estoy más conforme. xreo.

espero les siga gustando.
¡sigan leyendo!

[11/02/25]
Espero esta sea la definitiva, pero sin duda me gusta más que las anteriores, así puedo profundizar más en los sentimientos de Wei Ying.

¡Sigan leyendo!

¿¡Porqué demonios es tan difícil pedir matrimonio!? ʷᵃⁿᵍˣⁱᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora