Prólogo

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 26 de Noviembre de 2015.

―Entonces nos vemos más tarde.

―Sabes que no apartaré mi vista de ti, pero aún así espero tu visita pronto.

Ella asintió, sonrió y desapareció.

Él sonrió también y se recostó sobre la silla. Exhaló un profundo suspiro, se llevó las manos a la cabeza y cerró los ojos.

Sabía que su cuerpo enfermizo estaba casi al límite, ya no le quedaba mucho tiempo más, por eso debía atesorarlo hasta el final.

El joven sonrió al sentir esa presencia tan familiar.

―¿Qué ocurre? ¿Estás enfadado conmigo?

Esa persona que irrumpió en aquella habitación no era nadie más que su otro yo. La persona que lucía exactamente igual que él, la persona cuyo nombre era el mismo, cuyos destinos estaban entrelazados.

La persona que lo sustituiría.

―No estoy enfadado, sólo un poco preocupado...

Van apartó las manos de su cabeza, era evidente que se sentía muy cansado, pero él nunca lo admitiría, era esa clase de persona terca., parece que le venía de familia.

Entonces miró con cara de diversión a ese otro chico, a Evan.

―¿Eh, preocupado por quién? ¿Por mí? ¿Por ella? ―Bromeó con un toque de ironía.

Pero a Evan pareció molestarle un poco.

―Deja de jugar conmigo, sabes bien que me preocupo por ti también.

Van suspiró resignado.

―Lo sé y ese es tu mayor error, no deberías interesarte por mí ya que fui yo quien te trajo aquí.

Evan se sentó en el sofá y sobre la mesa dejó una mochila.

―Las medicinas de este mes y algo de comida. ¿Cómo te has encontrado?

Van se limitó a sacar las cosas de la mochila y guardarlas en los cajones, ni siquiera se molestó en contestar.

―Al menos podrías responder y preocuparte más por tu salud.

Una vez vacía la mochila, Evan la tomó y la arrojó al suelo. Van seguía guardando las cosas cuando de repente se detuvo y se quedó muy pensativo.

―El destino no se puede cambiar, es inevitable. ―Susurró mirando el suelo.

A Evan siempre le molestaba esa actitud desenfadada y despreocupada que tenía Van, porque era como verse a sí mismo rindiéndose y eso lo sacaba de sus casillas.

A Van era como si nada le preocupara, como si se estuviera rindiendo... Pero no era momento de discutir, suficientes problemas tenían ya, y esos problemas sólo tenían un nombre: Aine.

―No eres el indicado para hablarme del destino. ―Evan giró su vista hacia la ventana.

Van se giró sorprendido hacia Evan, y pensó que de verdad se preocupaba mucho por él y eso le hizo sentirse un poco más aliviado, sabía que había tomado la opción correcta.

―Supongo que sí, pero esto no es algo que se pueda cambiar, además es necesario. ―Dijo Van.

Sí. Van cambió el destino de Evan cuando sus vidas fueron inesperadamente entrecruzadas. El chico que lo perdió todo y el chico que lo daría todo, una misma persona, dos existencias.

―Ni siquiera la misma sangre fluye por nuestras venas. Tú eres el sobrino de Aine, pero en mi mundo ni siquiera estamos conectados por sangre.

Tanto la voz de Evan como su rostro se tornan tristes cada vez que de sus labios sale el nombre de ella.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2015 ⏰

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