Capítulo XI

7.3K 783 63
                                    

Hay dos cosas que pueden anular el lazo de un alfa en un Omega: que el alfa muerda a otro Omega o su propia muerte. El problema con la primera opción es que solo se enlazaría a otro Omega, y con la segunda... era obvia la respuesta.

Por eso se detuvo. Después de hacerlo, no habría marcha atrás.

—¿Qué pasa?

—Estuve a punto de cometer un error.

—¿Por qué? ¿Por qué es un error marcarme a mí? —Dan soltó el cuello de Jaekyung y se limpió las lágrimas con rabia. —No lo entiendo, de verdad soy tan patético que ni siquiera lo merezco...

—¡Dan, tú me odias! ¡Sé que me odias!

—N-no... —volvió a limpiarse el rostro, Jaekyung volteó el rostro sin poder realmente mirarlo al rostro. —... Yo quiero odiarlo, pero no puedo.

—¿Por qué?

—¡No lo sé! Es el maldito síndrome de Estocolmo, que se yo.

—Kim Dan, escúchame. No puedo marcarte, no lo haré.

—Sí, sí, ya entendí.

Dan se levantó con cuidado para no lastimarse, haber tenido esa conversación con Jaekyung durante el sexo no fue la mejor opción. Tal vez, solo tuvo que dejarlo seguir como a él le pareciera mejor y terminar el sexo.

Se salió de la bañera pero se tropezó un poco al agarrar la toalla, Jaekyung se movió para intentar atraparlo pero Dan se enderezó solo y se rió un poco.

¿Qué mierda estaba pasando? Su vida había dado un tremendo giro en cuestión de segundos. Maldito sea Dan, pensó Jaekyung saliéndose de la bañera para ir detrás del Omega, encontró al pequeño borracho dormido en su cama, completamente rendido.

*

Cuando Jae regresó de correr Dan ya estaba listo para ir al trabajo, estaba sentado en el sofá leyendo un libro y el desayuno estaba dispuesto en la mesa para él.

—Buenos días —dijo sin levantar la mirada de las páginas.

—Buenos días.

—No tengo hambre, iré a arreglarme.

—Va a hacer mucho ejercicio hoy, por favor coma un poco.

Jaekyung hubiese querido que Dan lo mirase en lugar de clavar los ojos en esa página que ni siquiera estaba leyendo.

Después de comer casi a fuerza porque el apetito había abandonado su cuerpo, Jaekyung y Dan se fueron al gimnasio en un silencio incómodo. Al menos podía asegurar su sobriedad, ya estaría diciendo cualquier estupidez si estuviese borracho.

—Puedes esperar a que estacione, no tienes que saltar de auto aún en movimiento. —Dan solo lo miró fijamente. —¡Ni siquiera entiendo por qué estás molesto!

—Es que usted no es muy bueno descifrando emociones humanas —dijo muy bajito. —Toque a mi puerta si me necesita.

Dan era bueno para fingir que nada estaba pasando cuando lo necesitaba. Por eso saludó a todos en el gimnasio como normalmente lo haría, por eso sonrio y dijo lo propio antes de ir a la sala de masajes y encerrarse ahí. Jaekyung se quedó atrás y rompió varios sacos antes de que Namwook lo detuviera.

—Te dije que ya basta. El dinero no te sale del culo, pequeño mocoso.

Namwook se alejó molesto y Jaekyung se quedó para guindar un nuevo saco en la birla. Tenía mucha ira que desahogar y no le importaba dejar el gimnasio sin sacos si así lo requería.

Del odio al amor - JinxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora