Capítulo XXV

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Dan no había hablado en varios días, Jaekyung intentó iniciar conversaciones con él, le bastaba con que solo le respondiera con un monosílabo pero no obtenía absolutamente nada. Fue testigo de la forma en la que se puso cuando su abuela murió, no quería ni imaginar lo que llegaría a hacer ahora que había perdido un cachorro.

El doctor le dio el alta después de dos días, necesitaba estar muy cerca de él para que pudiese recibir sus feromonas; de esa forma no solo sanaría más rápido sino que ayudaría a su estabilidad emocional. Muchos omegas que pasan por la misma situación llegan a morir sin la ayuda de las feromonas de un alfa a su alrededor, el doctor aseguró que Dan se pondría bien con el tiempo ya que tenía a su compañero con él.

—Esperamos que se recupere pronto, señor Kim. —Una de las enfermeras le hizo una reverencia de despedida, Dan ni siquiera se inmuto y solo salió de la habitación.

Su paso era realmente lamentable, caminaba con demasiada lentitud, sin ver a nada más que el suelo. Jaekyung iba detrás de él con sus maletas, se había asegurado de llevar las cosas de Mi-suk primero para que Dan no tuviese que verlas.

—Los Park quieren ir a verte apenas estés en casa pero no sabía si te apetecería tener visitas en este momento, ¿quieres verlos? —Negó con la cabeza. —¿Quieres que te pida algo de comer? No has podido probar nada que no fuera la comida del hospital.

Sin respuesta.

En cuanto pusieron un pie dentro del penhouse Dan se acostó en el mueble, debido a la recuperación de la cesárea pasaría un tiempo antes de que pudiese subir las escaleras así que Jaekyung había mandado a organizar una de las habitaciones en el primer piso.

—Yo...

—Solo déjame solo.

Fueron las primeras palabras de Dan en mucho tiempo. Su voz estaba áspera por el tiempo sin uso. Jaekyung solo asintió y se fue a hacer ejercicio, hace mucho que no lo hacía y la mejor manera de distraer su mente es enfocándose en cualquier otra cosa.

*

Dan pensaba que al regresar a casa del hospital habría un caos, pero Jaekyung se había encargado de retirar todo lo que pudiese provocarle un crisis, lo conocía lo suficiente para saber qué haría eso.

Sentía un profundo dolor en su corazón que estaba paralizando cada parte de su cuerpo. De pronto nada tenía sentido, el mundo era más oscuro que antes y solo iba moviéndose como un caracol entre un montón de personas que avanzaban en todas direcciones sin él. Sentí vértigo.

Una de las muchachas del servicio dejó un plato con su almuerzo frente a él, pudo identificar la compasión en ese mísero segundo que le sostuvo la mirada. No soportaba ser visto de aquella forma, ahora que ya no estaba embarazado esperaba que Jaekyung redujera la cantidad de horas que pasan en la casa, como al principio de su relación, como antes de que todo ese sucediera y necesitara ayuda.

—Aanh —llamó antes de que se fuera. —¿Qué hizo Jaekyung con las cosas de la bebé?

—Están en su habitación.

Dan se tapó con la manta y se dio la vuelta, no tenía hambre.

*

Jaekyung tuvo que detenerse cuando sintió que sus músculos no podían arder más, sus piernas apenas podían sostenerlo y el dolor en su hombro había regresado con demasiada fuerza, lo mareaba al punto de desestabilizar su visión.

No había salido de su pequeño gimnasio en todo el día. Dan estaba en la sala, lo sabía porque había dejado la puerta abierta y podía verlo moverse ocasionalmente para cambiar de posición. No comió nada en todo el día.

Del odio al amor - JinxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora