La vida tiene fecha de caducidad.
TaeHyung jamás imaginó que ese día llegaría tan rápido para el amor de su vida.
Pero... ¿Qué pasaría si dos años después de su luto su hijo reconoce a alguien como su papá?
Una segunda oportunidad llegará para él...
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La habitación estaba llena de jadeos y gruñidos que JungKook no podía contener.
—¡Mmgh! —gimió.
TaeHyung estaba de rodillas, el semen fresco corría entre sus piernas, la corrida anterior de JungKook resbalando de su agujero.
—M-Mierda.
El peligris estaba chupándole la polla como el profesional que era, ahuecando sus mejillas para recibirlo al mismo tiempo que jugaba con sus bolas.
—T-Tae...
El menor sacó el pene de su boca para masturbarlo mientras sonreía, sus ojos en ningún momento abandonan al rubio.
—Sé que te encanta.
—No sabes cuento mi amor. —tomó su pene y ayudó a TaeHyung a masturbarse, estaba tan cerca de nuevo. —Joder, abre esa boquita para mí.
El doncel abrió su boca y dejó que solo el glande de JungKook entrara, jugando con el, todo mientras el rubio acariciaba sus mejillas.
—Haz que me corra.
TaeHyung soltó un espasmo, cada parte de su cuerpo reaccionaba a la voz de su esposo. Obedeció y comenzó a chupar al mismo tiempo que movía su mano sobre el tronco del mayor.
El hombre comenzó a gemir con más profundidad, lo que indicaba que estaba cerca, sacó su pene de la boca del lindo doncel, quien simplemente se acercó y mostró su lengua para que JungKook comenzara masturbarse para lograr venirse sobre esta.
—Maldición, eso fue tan...
—Maravilloso. —TaeHyung había tragado todo con una sonrisa.
—Lo fue mi amor. —se agachó para besarle sus labios hinchados. —Ven, no quiero que te lastimes tus rodillas.
Lo levantó entre sus brazos para poder llevarlo a la cama del hotel en donde estaban.
—Soy cuidadoso, no me voy a lastimar.
El rubio ignoró eso y comenzó a dejar besos sobre sus muslos y rodillas del menor.
—Mi lindo amor, yo siempre voy a cuidarte, incluso si no es necesario. —le sonrió y luego subió para besar sus labios. —¿Quieres ir a casa? Podemos tomar el metro y luego caminar.
El menor asintió, su plan había sido tan instantáneo que no quisieron sacar el auto para poder ver a donde los llevaba la tarde. Claro que en sus planes no estuvo meterse a un motel para tener sexo, pero luego de comer e ir al cine, simplemente lo quisieron así.
Parecían dos adolescentes.
JungKook tenía la idea de volver a conquistarlo, el peligris insistía en que no hacía falta, pero el mayor quería de algún modo reponer todo lo malo que tuvo que pasar con anterioridad. Seguían con las rutinas que habían llevado hasta ese momento, a excepción de que ahora también tenían citas, escapadas fugaces y encuentros placenteros.
